domingo, 3 de abril de 2016

El mal amor


Hay amores que nacen dentro de nosotros, sabiendo desde el principio que están destinados a morir en medio del descuido y el desprecio de aquella persona con la que deberíamos compartirlo, pero que se niega a hacerlo. El amor se transforma así en una forma de sufrimiento a la que nos vemos abocados de forma consciente sin que podamos hacer nada por evitarlo. Un abismo en el que caemos sin poder distinguir donde se mezclan el dar y el recibir, el dolor y el placer, la alegría de amar y la tristeza de perder. Y ese sentimiento, que hemos convenido en llamar amor, se apodera de nosotros y nos agita, vacía, destruye y arroja exhaustos e inútiles a un rincón, donde quedamos abandonados, rotos e inservibles… por ese mal amor. Y aun así, seguimos deseando amar, seguimos arrojándonos una y otra vez a ese fuego en el que la ilusión hace tiempo que desapareció, dejando espacio sólo para un vacío destino hecho de dolorosas ternuras escritas en la piel. Caminamos como sonámbulos hacia nuestra destrucción, dejando jirones del alma en la voz al decir unos “te quiero”, que nunca al pronunciarlos sabemos si son los últimos, lo que nos deja perplejos y sorprendidos por no ser dueños de nuestras palabras, a las que vemos brotar de nuestros labios sin ningún control, al tiempo que nos asusta que sean nuestras, porque no sabemos cómo evitar pronunciarlas, como impedir que salgan de lo más profundo de nuestra alma. Porque cada “te quiero”, es un paso inevitable que nos acerca a la negra sima del desamor ya olvidado, del horror una vez vivido y del que sólo logramos escapar y dejarlo atrás, salvando cuanta dignidad nos restaba, cuanto de inocencia no nos destruyeron, cuanta esperanza no fue violada cuando aguardábamos a que no nos quisieran mucho, sólo que lo hicieran un poco mejor...

Me resulta extraño compartir así, repartido en letras, palabras y canciones, el ritmo que marcan mis pensamientos a mi soledad. Antes de que me rompieran la escalera hacia el cielo que busqué al ver que no sabía volar, era la imaginación la que se alzaba libre tomándome de la mano, y me llevaba a los lugares más remotos, haciendo de cada uno de ellos un paraíso diferente sólo con poderla pensar. Un paraíso para dos, en el que aprendía los caminos que llevaban de su piel a su corazón, guiado por la brújula de mi deseo.

Pero no se elige a quién se ama, aunque ya en un principio adivinemos el final. Sí, no se elige a quien se ama, es verdad, se siente o no se siente, nada más. Y una atracción, una emoción, no es un sentimiento aunque te puedas equivocar. La emoción se proyecta fuera de uno, pero… nada más. Se pierde en el momento, no se queda con nosotros para compartir un café leche un jueves cualquiera en un bar. No es la renuncia de uno mismo, no es darse sin pensar. Amar es encontrar la felicidad propia en hacer feliz al otro, nada menos y… nada más.  Es desear en tu vida a alguien, es vivir de forma gozosa la entrega del propio ser, eso es amar, y hay quienes no sabiendo vivir el gozo de regalarse, lo viven como una limitación a su soberbia, como una claudicación de su voluntad. Alcanzarán así la satisfacción de sus deseos, pero nunca la felicidad, porque en el mal no se puede hallar. Hacer daño por salvar la vanidad de una soberbia caduca, no es amor, es egoísmo, es apropiarse del otro sin dar nada a cambio. Es querer, no es amar.

No quiero pensar más. Me siento triste y sin esperanza de regresar de este largo viaje que dura treinta años ya. Vivir la soledad es preferible a permanecer junto a quién no sabe querer, junto a quién sólo su persona importa, y lo demás… ¡Qué más da!

Para escuchar: Solo de Claudio Baglioni.

A esta canción se le dio una traducción al español diferente, en razón de si se dirigía a España o a nuestros hermanos de América, yo prefiero la versión hecha para el nuevo continente, que es la que reflejo aquí.
Letra

Deja que sea
todo así,
que el viento
se lleve nuestro amor.
Esconde ya
dentro de ti
mis besos, mis noches
y tu alegría.

No acaricies mi cabello más,
ni solloces sobre la almohada,
que en el lecho que guardó
nuestros cuerpos, se acurruca
nuestro triste adiós.

Deja que sea
todo así,
que el viento
se lleve nuestro amor.
No cambies tú jamás,
cuida bien de ti
y de tu vida, del mundo
que encontrarás.

Tu mañana no ha de ser oscuro
pues en sueños seguiré contigo
y en el hueco de tus pechos de manzana
cada noche me refugiaré. 
Y no sientas pena tú por mí,
pues el tiempo lo desvae todo. 
Yo creía que me hundía lento lento
y que lenta lenta te perdías.

Y quizá tarde o temprano
tú también comprenderás
que me llevas muy adentro.

Y quizá tarde o temprano
algún día pensarás
que estoy solo.

Y si un día suenan las canciones,
esas mismas que tú amabas tanto,
aunque lejos ya de mí, sonríe y piensa
que las hice sólo para ti.


Y recuerda cuando te decía:
"no solloces sobre la almohada",
y las locas fantasías del primer día
y las veces en que fuiste mía.


Y quizá tarde o temprano
tú también comprenderás
que me llevas muy adentro. 


Y quizá tarde o temprano
algún día pensarás
que yo solo quedo aquí.


Y cantaré solo,
caminaré solo
y solo continuaré.
Claudio Baglioni (Roma, 16 de mayo de 1951) es un músico, poeta y cantautor italiano. En 1967 escribe su primera canción, Annabelle Lee, inspirada en la poesía homónima de Edgar Allan Poe. En 1969 firma su primer contrato con la casa discográfica RCA, lanzando su primer álbum en 1970. Dos años después, interpreta algunas canciones para la banda sonora de la película Fratello sole, sorella luna (Hermano Sol, Hermana Luna) de Franco Zeffirelli. En 1972, lanza el álbum Questo piccolo grande amore que lo consagra e identifica para siempre como uno de los mayores cantautores románticos de Italia. Es en 1974 cuando se confirma su consagración como músico y cantante. Es el año del álbum "E tu...", y en 1981 lanza el álbum Strada facendo, que supera más de un millón de copias vendidas. En 1985 lanza el álbum La vita è adesso, que vende um millón y medio de copias, nuevo récord de ventas, permaneciendo en las listas de éxitos por casi dos años. Después de un tiempo de silencio en su carrera musical, Baglioni compone y graba el doble álbum autobiográfico Oltre, publicado en 1990. Este trabajo es el más valorado por muchos de sus seguidores y por el mismo Baglioni según afirmó en una entrevista en el 2005. En 1995, lanzó el álbum Io sono qui. Este es uno de los trabajos más ricos y variados de Baglioni, ya que todo el disco en conjunto es una rapsodia en el que se pueden encontrar canciones lentas y tristes, estilos de rock, jazz, blues. Esta hecho a modo de película, con distintas partes narradas (tiempos) que acompañan a las canciones. En España se publicó en 1996 una versión sin esas partes cinematográficas de este disco. En noviembre de 1999, Baglioni publica uno de los álbumes más innovadores y creativos de los que hizo hasta entonces. Viaggatore sulla coda del tempo es un álbum-concepto que coincide con el fin de milenio, y que tiene un carácter futurista, introspectivo y hermético en cierta medida. El uso en los arreglos de sintetizadores y de músicas dirigidas por ordenador predominan en gran parte del disco. En este nuevo álbum se encuentra una gran densidad en las letras y un cuidado máximo en las poesías. Cuatro años después, en el 2003, Baglioni edita su último álbum hasta el momento: Sono io, l'uomo della storia accanto. En ese momento Baglioni decide hacer una gira multitudinaria a la que acudirán cerca de 2 millones de personas por los estadios de fútbol de Italia para dar por zanjadas las críticas que supusieron este tipo de espectáculos. Hasta 2005, Baglioni produce más de 14 álbumes, todos de gran éxito. En este mismo año lanza su primer libro, Senza música, una recopilación de sus escritos desde 1974, en los cuales narra su propia historia a través de su carrera de más de treinta años. Es también el autor del himno oficial de los XX Juegos Olímpicos de Invierno de Turín 2006. En 2005 y 2006 aparecen dos álbumes recopilatorios de Baglioni en castellano, "Todo Baglioni" y "Siempre aquí", dos discos que devuelven al cantautor romano la cuota de mercado que siempre tuvo en España, país en donde se editaron los recopilatorios, y en Hispanoamérica.

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