jueves, 11 de agosto de 2016

El peso del silencio


 
Puede decirlo cualquiera que haya amado y desamado: no hay ningún momento del amor que sea tan intenso como su principio, salvo su final. Son momentos llenos de palabras, que tratan inútilmente de llenar los silencios habidos entre dos. Al principio del amor, buscamos crear con nuestros labios un mundo por venir; en su final, tratamos de decir, en el escaso tiempo compartido que nos resta, todo lo que no quisimos o supimos decir. Y en esta última esgrima verbal es cuando herimos y nos hieren el corazón, y muchas veces mortalmente. Definitivamente. Luego surge en nuestra vida un inmenso silencio que, implacable, se extiende por encima del tiempo y de la memoria, que nos obliga a vivir cargando con el peso del silencio, con el lastre de los sentimientos y las cosas que, una vez, dejamos sin decir.
 
 
Para escuchar: Para vivir de Pablo Milanés
  
Letra
 
Muchas veces te dije que antes de hacerlo 
había que pensarlo muy bien, 
que a esta unión de nosotros 
le hacía falta carne y deseo también.
 Que no bastaba que me entendieras 
y que murieras por mí, 
que no bastaba que en mi fracaso 
yo me refugiara en ti.
 
Y ahora ves lo que pasó 
al fin nació, al pasar de los años, 
el tremendo cansancio que provoco ya en ti, 
y aunque es penoso lo tienes que decir. 
 
Por mi parte esperaba 
que un día el tiempo se hiciera cargo del fin,
si así no hubiera sido 
yo habría seguido jugando a hacerte feliz. 
 
Y aunque el llanto es amargo
piensa en los años  que tienes para vivir, 
que mi dolor no es menos
y lo peor  es que ya no puedo sentir. 
 
Y ahora tratar de conquistar 
con vano afán este tiempo perdido 
que nos deja vencidos
sin poder conocer 
eso que llaman amor, 
para vivir. 
Para vivir.
 

Milanés nació en la ciudad cubana de Bayamo (provincia de Oriente, actual provincia de Granma). Estudió música en el Conservatorio Municipal de La Habana.
 
En sus comienzos estuvo muy influenciado por la música tradicional cubana y por el feeling (‘sentimiento’ en idioma inglés) un estilo musical que se inició en Cuba en los años cuarenta y suponía una nueva manera de afrontar la canción, donde el sentimiento definía la interpretación y estaba influenciado por las corrientes estadounidenses de la canción romántica y del jazz. Este estilo musical se acompañaba de una guitarra, al modo de los viejos trovadores pero enriquecido por armonizaciones jazzísticas. Así se establecía esta nueva forma de comunicación con el público.
 
Como intérprete, en 1964 Milanés se incorporó al cuarteto Los Bucaneros, con quienes colaboró en sus primeros trabajos. También probó suerte como solista ocasional, diversificando de esta manera sus experiencias que más tarde le llevarían a trabajar en solitario. En 1965, Milanés publicó Mis 22 años, considerada por muchos el nexo de unión entre el feeling y la Nueva Trova Cubana, incluyendo nuevos elementos musicales y vocales que serían precursores de la música cubana que vendría después.
 
Hacia 1966 Milanés fue enviado por las autoridades a un campo de trabajo forzoso de la Unidad Militar de Ayuda a la Producción (UMAP) en la zona de Camagüey en el centro de la isla. Después de fugarse a La Habana para denunciar las injusticias cometidas en lo que en 2015 llamó “un campo de concentración stalinista” fue encarcelado por dos meses en La Cabaña y luego mandado a un campamento de castigo donde permaneció hasta la disolución de la UMAP a finales de 1967. En una entrevista en 2015 Milanés comentó que todavía espera que el gobierno cubano le pida perdón por lo sufrido en esa época.
 
Bajo el influjo del Primer Encuentro Internacional de la Canción de Protesta, celebrado en Varadero en 1967, Milanés empezó a crear canciones de contenido político. En 1968, Milanés ofreció su primer concierto con Silvio Rodríguez en la Casa de las Américas. Esta sería la primera muestra de lo que más tarde, en 1972, surgiría como el movimiento musical popular de la Nueva Trova. En ese mismo lugar conocería a los miembros de la élite cultural y musical de otros países americanos con los que compartía sus preocupaciones sociales. Violeta Parra, Mercedes Sosa, Daniel Viglietti, Chico Buarque, Simone, Vinícius de Moraes, Milton Nascimento, Víctor Jara entre otros muchos, pasaron por la Casa de las Américas en aquella época.
 
Como compositor, Pablo Milanés ha tocado diversos estilos, entre ellos el son cubano y la canción de protesta a finales de los sesenta. Ha pertenecido al Grupo de Experimentación Sonora y ha compuesto temas para el cine. A través del GESICAIC, tanto Pablo Milanés como otros destacados músicos cubanos, incluyendo a Silvio Rodríguez, participan en un taller creativo donde se formaba a jóvenes talentos cinematográficos cubanos enseñándoles lo mejor de la música cubana, que posteriormente quedaría plasmado en una generación de cineastas que fundían a la perfección música y cine. Esta etapa de Pablo Milanés abarca desde finales de los sesenta hasta mediados de los setenta, y va repleta de temas del artista: Yo no te pido, Los años mozos, Cuba va, Hoy la vi, Yolanda, No me pidas, Los caminos, Pobre del cantor, Hombre que vas creciendo, Yo pisaré las calles nuevamente, y otras.
 
A principio de los años ochenta, Pablo Milanés forma su propio grupo, con la colaboración de varios amigos que estuvieron con él en el GESICAIC. Esta etapa se caracteriza por la riqueza de los recursos musicales utilizados y por la variedad de los géneros entremezclados, aunque sus contenidos siguen teniendo un fuerte trasfondo social.
 
Un álbum importante en la vida de Pablo Milanés fue el titulado Querido Pablo, un disco homenaje grabado con algunos de sus grandes amigos, y en el que participan gente de la talla de Víctor Manuel y Ana Belén, Luis Eduardo Aute y Mercedes Sosa, entre muchos otros. Este disco tuvo una secuela en 2002, que llevaba el título de Pablo Querido. Diecisiete años después, un buen puñado de artistas se vuelven a reunir para cantar al son de Pablo Milanés. En esta ocasión, además de amigos "clásicos" de Pablo, se unen artistas de la nueva música pop, como Fher (el cantante del grupo mexicano de rock Maná), Marco Antonio Muñiz o Armando Manzanero.
 
En 2005 compone una parte de la banda sonora de la película Siempre Habana dirigida por Ángel Peláez. De entre sus muchas canciones, son especialmente famosas: Yolanda, Yo me quedo, Amo a esta isla y El breve espacio en que no estás, Para vivir y Cuánto gané, cuánto perdí. Actualmente reside junto a su mujer y sus dos hijos en la ciudad gallega de Vigo.
 
http://www.milanespablo.com/