Vuelves, a empezar cada día siguiendo la inercia que te empuja a mi lado, dejando tu alma al cuidado de un poeta cansado, sin darte cuenta, que ya dieron las doce, y que el cuento se ha acabado.
Que tienes que dejar de pensar en este juguete roto, y guardarme en el cajón
de los trastos usados, y convertir mi foto en la de un fantasma más, de tu pasado. Coleccionarme en Facebook,
como la foto envejecida de un muerto clavada en una lápida antigua, al que, desde el olvido,
se le reza por su aniversario. Y dejar que todo pierda sentido,
es así de triste y de sencillo, a veces hay que comprender,
que el amor muere a diario.
Para escuchar: Polvo de mariposas de Vanesa Martín.
Letra A veces me encuentro contigo
cuando no te espero. Tras la sorpresa me toca pensarte.
Érase una vez este maldito cuento. Aún sigo creyendo en el polvo de las mariposas,
no quiero unas alas que vengan ya rotas,
el mar siempre supo guardarme el secreto. Él me pide su trozo de arena y después lo pervierte
Vaciando montañas para cuando llegue
Aquella que le hace bajar la marea. Te sentí tan dentro, que a veces
presiento que estás a mi lado. Me gusta contarte lo que me ha pasado,
hasta que descubro que he hablado sola.
Llegó para irse como quien viaja a la cola del viento.
Me hizo llorar al besarme muy lento.
No habrá una ciudad donde no me emocione.
No pude dejarte la puerta entreabierta esa tarde.
Hacerte pasar para nunca agarrarte. Ya sabes que a ratos resulto una idiota. Yo no…
No recuerdo donde leí o escuché que uno siempre se enamora de la misma persona. Lo que sí sé, es que la idea no me pertenece, pero al pensar en las mujeres que han pasado por mi vida, me doy cuenta que, si bien a simple vista todas me parecían distintas, había algo que las unía, un rasgo, una característica que siempre me llamó la atención y que hizo que me enamorara de ellas. No podría precisar bien cuál es ese punto en común, ni mucho menos describirlo. Quizás sea porque el amor es menos lúcido que otras pasiones, y es justamente esa ceguera, que lo acerca al arrebato y la desmesura, a un cierto estado de locura, en el que uno se deja ir, o deja de querer ver, la que hace que nos lancemos sin pensar, desbordados, hacia el vacío o el mar, que a veces son la misma cosa y tanto da. Y es en esta inmensidad solitaria en la que perece el moderno nauta del amor, ahogado por la llamada del propio sentimiento hacia su perdición, como dice la Odisea que hacían las sirenas con Ulises, para hacer sucumbir a éste con su embriagador canto, arrastrándolo a la oscura y seductora profundidad, de un amor... imposible.
Para escuchar: Renglones torcidos de Marwan.
Letra
Tu nombre es una herida que supura en mi memoria Tu risa es una bomba que no se desactivar Hablar de amor contigo es encerrarse en una noria.
Querernos es subir a un tren que nunca va a arrancar. Tenías el cordón yo solo era la peonza Así entendí que nadie sale intacto del amor Cansado de que no pusieras nombre a nuestra historia Me fui a ninguna parte a terminar esta canción Y hoy ya no escribo la vida en renglones torcidos Prefiero quedarme conmigo Prefiero un punto y aparte a que vuelvan a darme puntos suspensivos Mejor olvidarse del ruido, cada uno en su propio camino Habrá que apuntar en la agenda los sueños pendientes que nunca cumplimos.
Amor es solo un juego donde solamente acierta Quien abre el corazón para que dos puedan entrar No hay nada más terrible que una puerta entreabierta Que nunca abre del todo ni se atreve a cerrar Me fui porque quererte era un deporte peligroso Se parecía demasiado a la soledad No sé si acerté pero sí sé que poco a poco M vida empieza a parecerse a la felicidad Y hoy ya no escribo la vida en renglones torcidos Prefiero quedarme conmigo Prefiero un punto y aparte a que vuelvan a darme puntos suspensivos Mejor olvidarse del ruido, cada uno en su propio camino Habrá que apuntar en la agenda los sueños pendientes
Me fui porque el amor era un manual sin instrucciones Y tú y yo dos piezas imposibles de encajar Me fui a refugiarme entre mi pena y mis canciones Me fui porque en tu cama no podíamos soñar Y ya no escribo, y ya no escribo.
Y ya no escribo la vida en renglones torcidos Prefiero quedarme conmigo Prefiero un punto y aparte a que vuelvan a darme puntos suspensivos Mejor olvidarse del ruido, cada uno en su propio camino Habrá que apuntar en la agenda los sueños pendientes que nunca cumplimos "Que nunca cumplimos"
Nos faltaron mil vidas repetidas, y a la vez nuevas, preñadas de la magia de tu risa, sembrando primaveras. Nos faltaron días a solas, y mirarnos ensimismados cogidas nuestras manos,
arrullados por las olas.
Nos faltaron esos momentos,
especiales, sólo nuestros,
y el espacio que, en la cama,
nos robaba el universo.
Nos faltaron los besos,
Nos sobraron los reproches,
liberar nuestros deseos,
y entregarnos cada noche.
Nos faltaron los viajes,
los aeropuertos, las esperas,
no mentir las caricias
y sentirlas verdaderas.
Nos faltaron tantas cosas...
las canciones, los amigos,
los recuerdos, algunos libros,
las fotos... y una vida a solas.
Para escuchar: La recuerdo así de Edgar Oceransky
Letra
La recuerdo así. Como luz de día que deslumbra en el umbral, como casa de muñecas, todo en su lugar, con todo dispuesto para empezar a jugar, tenía tantas ganas para empezar a jugar.
La recuerdo así. Como la promesa que le hice y no cumplí. "No importa esté el mundo en contra, me tienes a mí". Pero cuando le hice falta, ya no estaba allí, Le hice tanta falta y ya no me encontraba allí.
La recuerdo así. Me dijo: "no digas nada, calla", y no la oí. Sólo quería un beso dulce antes de partir. No quería que la mirara llorar este fin. No quería que la mirara llorar, nuestro fin.
La recuerdo así. Con el nudo en la garganta y ganas de mentir. Y decirme: "todo va a estar bien, si tu no estás aquí. No soy la primera y no eres el último así, No soy la primera y no eres el último así".
Cuando se descubrió que el corazón está conectado al dedo meñique por la arteria ulnar, en algunos países, muchas personas comenzaron a enlazar sus meñiques para enfatizar la promesa de algo importante. Pero ya desde mucho antes, en Extremo Oriente existe una leyenda que se narra en todos los hogares japoneses a los niños y jóvenes. Dice así.
En la Luna vive un anciano, que sale cada noche a buscar entre las almas aquellas que están predestinadas a unirse en la Tierra, y cuando las encuentra, las ata con un hilo rojo para que no puedan perderse.
Hace ya mucho tiempo, vivió en Japón un joven impetuoso e imprudente emperador que, al enterarse de que en su reino vivía una bruja muy poderosa capaz de ver el hilo rojo que unía a las almas, la mandó traer a su presencia. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al su dedo meñique y le condujera hasta la que sería su esposa; la bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir el hilo a través del reino, hasta llegar a un mercado, en donde una pobre campesina ofrecía sus productos con una niña recién nacida entre los brazos. Al llegar ante la campesina, se detuvo frente a ella, la invitó a ponerse de pie e hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: “Señor, aquí termina tu hilo”; al escuchar a la bruja, el emperador se encolerizó, y creyéndose burlado por la bruja, se acercó a la anciana empujando al avanzar a la campesina haciéndola caer mientras aún sostenía a su pequeña hija en los brazos, que golpeó con su frente en el suelo, prorrumpiendo en un fuerte llanto mientras comenzaba a manar sangre de una herida. Luego ordenó a sus guardias que apresaran a la bruja y le cortaran la cabeza.
Pasaron los años, el emperador se había convertido en un hombre sabio y justo, nunca había conocido el verdadero amor, y la ausencia del mismo lo habían tornado sabio y prudente. Desesperanzado, creyendo que nunca conocería al alma que le fue destinada, se convenció de que había llegado el momento en el que debía casarse y tener un heredero. Llamó a sus consejeros y escucho sus palabras no sin cierta resignación, que le recomendaron que desposara a la hija de un general muy poderoso y leal, una joven de gran belleza y virtud, conocida por su compasión para con todos. El emperador aceptó el consejo, pidió a la joven en matrimonio y comenzaron los preparativos para recibir a la que había resultado elegida su esposa.
Llegado el día de la boda, el emperador ardía en deseos de conocer a la mujer a la que uniría su vida, cuya belleza y bondad tantos elogios merecía. La joven entró en el templo con un hermoso vestido y un velo que velaba totalmente su rostro. Terminada la ceremonia, el emperador alzó el velo de la que ya era su esposa, viendo por primera vez su hermoso rostro. Sorprendido, advirtió que tenía una pequeña cicatriz muy peculiar en la frente. Rápidamente las lágrimas inundaron a sus ojos, al advertir la cicatriz que él mismo había provocado al rechazar su propio destino años antes. Un destino que la bruja lo había puesto frente a sí y que decidió descreer castigándola injustamente. Y las almas unidas del emperador y de la joven, unidas por el viejo en la Luna, por fin se unieron para siempre.
Según la tradición japonesa, la enseñanza de la leyenda del hilo rojo, está unida con la comprensión del propio destino, y el papel preponderante que juega el amor en este hilo. Pues los amores destinados a encontrarse no pueden eludir su destino sin errar, ni podemos escapar al destino de unirnos a la persona que nació para amarnos. Cuando dos personas están destinadas a encontrarse, en algún momento de sus vidas lo harán. Sin importar las circunstancias ni los obstáculos que se alcen entre ellos, y por muchas trampas que ponga entre ambas almas el destino, al final, se encontrarán.
Un día, sin esperarlo, el milagro ocurrirá. Porque el hilo rojo no es material, ni visible para las personas corrientes, es irrompible y, como el amor que simboliza, todo lo puede. Se puede enredar una y mil veces; pero, al final, se desharán todos los nudos la vida cobrará su pleno sentido. No importa que el hilo parezca estar lleno de nudos imposibles o que la vida sea muy larga o muy corta, el amor y el destino siempre encuentran la senda para unir a las almas destinadas a amarse, por difícil que esto parezca.
¿Qué te falta para amar? ¿El hilo? Aquí lo tienes…
¿El amor correcto? ¿No es una decisión? Saber elegir el momento adecuado:
¿No es el principio del amor?
Soñar su cobriza piel en mi piel
dibujando en su espalda luces de navidad, y hacer en agosto año nuevo, sólo con querer.
¿No es intuición?
Detener el tiempo
sabiendo que, esta vez, no hay por qué perder. Que el futuro, no es cosa de tres,
¿No es una emoción?
Amarse,
fuera del espacio y del tiempo, respirar, con los ojos cerrados, el aire que nos rodea, dejando que en él flote el aroma del amor.
¿Es azar o elección?
Mudarse a la vida de otro
siguiendo el hilo rojo, que une nuestro corazón a su corazón, con la melodía de la ilusión:
¿No es la única razón?
Sentir el roce de su alma
borrar los inviernos que la pena dejó, sentir cómo el silencio nos congela las alas, para no saltar más al vacío que nos separó. ¿Es certeza o indecisión?
Y tú y yo,
dos pájaros desconocidos, que viven en vuelo de rotación, volviendo al punto de retorno dónde todo comenzó. Porque sabemos que, no hay dudas que el amor correcto, llegó.
Para escuchar: Hilo escarlata de Edgar Oceransky.
Letra
Quién entrelaza las piezas del juego con el hilo escarlata del corazón. Por qué entrecruzan historias que luego solo encuentran caminos hacia el dolor. Cuando es instinto
cuanto decisión cuanto azar o intuición. Sólo se que el destino y tus ojos divinos me enseñaron la más triste y bella lección. Que soltar no significa decir adiós
que si alguien te besa el corazón siempre te habitará los labios se alejan, pero el beso no tiene final. En el tejido de causas y afectos
hay misterios que escapan a la razón. No hay carretera sin intersección no hay vida si no hay decisión. Nunca el destino es el fin del camino, pero obliga a tomar siempre una elección. Y soltar no significa decir adiós.
Que si alguien te besa el corazón siempre te habitará. Los labios se alejan, pero el beso no tiene final. Es un instante la eternidad
como un sueño que incendia la eternidad aunque al despertar los labios se alejan, pero el beso no tiene final.