domingo, 30 de diciembre de 2012

Las hojas muertas



Hace muchos años yo era un joven que paseaba por el parque de El Retiro de Madrid, envuelto en mis libros y en mis sueños, en un tiempo en el que todo era posible. Caminaba por la vieja cuesta de Moyano deteniéndome ávido y codicioso en cada puesto. Allí estaba como cada tarde de aquel Otoño de final de los setenta, Pepe Berchi, maestro de libreros. Me saludó con la sabia bondad de quien se hallaba ya en el otro extremo de la vida, y advierte con nostalgia la misma pasión por los libros que en esa misma primera edad también sintió. Tenía puesta la radio, y sonaba la que ya entonces era una añeja melodía: "Les feuilles mortes". Cuando me alejé caminando entre el viento que traía los primeros fríos con mi nueva carga de munición de papel, plagada de aventuras vividas en miles de viajes imaginarios, me fui tarareando esta vieja canción, que hoy, al volverla a escuchar me devuelve a aquel tiempo tan hermoso y lejano ya.
 

 

      Les feuilles mortes - Yves Montand


 Les Feuilles Mortes
(Paroles: Jacques Prévert / Musique: Joseph Kosma).

Oh ! je voudrais tant que tu te souviennes
Des jours heureux où nous étions amis.
En ce temps-là la vie était plus belle,
Et le soleil plus brûlant qu’aujourd’hui.
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle.
Tu vois, je n’ai pas oublié…
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle,
Les souvenirs et les regrets aussi
-
Et le vent du nord les emporte
Dans la nuit froide de l’oubli.
Tu vois, je n’ai pas oublié
La chanson que tu me chantais.
-
C’est une chanson qui nous ressemble.
Toi, tu m’aimais et je t’aimais
Et nous vivions tout deux ensemble,
Toi qui m’aimais, moi qui t’aimais.
Mais la vie sépare ceux qui s’aiment.
Tout doucement, sans faire de bruit
Et la mer efface sur le sable
Les pas des amants désunis.
-
Mais la vie sépare ceux qui s’aiment.
Tout doucement, sans faire de bruit
Et la mer efface sur le sable
Les pas des amants désunis.
Et la mer efface sur le sable
Les pas des amants désunis.
-Hay además una tercera estrofa, bellísima verdaderamente pero raramente cantada vaya uno a saber por qué. Dice como sigue:

Les feuilles mortes se ramassent à la pelle,
Les souvenirs et les regrets aussi
Mais mon amour silencieux et fidèle
Sourit toujours et remercie la vie.
Je t’aimais tant, tu étais si jolie.
Comment veux-tu que je t’oublie?
En ce temps-là, la vie était plus belle
Et le soleil plus brûlant qu’aujourd’hui.
Tu étais ma plus douce amie
Mais je n’ai que faire des regrets
Et la chanson que tu chantais,
Toujours, toujours je l’entendrai!
-
La traducción…
-
Las Hojas Muertas (Letra: Jacques Prévert / Música: Joseph Kosma).

Oh! tanto quisiera que recordaras
los días hermosos en que éramos amigos
En aquel tiempo la vida era más bella,
y el sol más brillante que hoy
Las hojas muertas se recogen de a montones
Ves, no lo he olvidado
Las hojas muertas se recogen de a montones
Los recuerdos, y lamentos también

Y el viento del norte los lleva
Hacia la noche fría del olvido
Ves, no he olvidado
La canción que me cantabas

Es una canción que se nos parece
, me amabas y yo te amaba
Y vivíamos los dos juntos
que me amabas, yo que te amaba
Pero la vida separa a aquellos que se aman
Suavemente, sin hacer ruido
Y el mar borra sobre la arena
Los pasos de los amantes que se separan

Pero la vida separa a aquellos que se aman
Suavemente, sin hacer ruido
Y el mar borra sobre la arena
Los pasos de los amantes que se separan
Y el mar borra sobre la arena
Los pasos de los amantes que se separan
Las hojas muertas se recogen de a montones
Los recuerdos y los lamentos también

Pero mi amor silencioso y fiel
Sonríe siempre y agradece la vida
Te amaba tanto, eras tan bonita
¿Cómo quieres que te olvide?
En aquel tiempo, la vida era tan bella
Y el sol más brillante que hoy
Eras mi más dulce amiga
Pero no tengo sino arrepentimientos
Y la canción que me cantabas,
Siempre, siempre la escucharé!.

Desde que se compusiera en 1946, son innumerables las versiones de Les Feuilles Mortes que se han interpretado y que seguramente continuarán siendo tocadas. Y aunque la han cantado desde Edith Piaf hasta Eric Clapton, la versión original es la de Yves Montand, con ese recitado lento y melancólico al inicio: “Oh! je voudrais tant que tu te souviennes des jours heureux où nous étions amis…”. Con Les Feuilles Mortes Jacques Prévert se ganó un lugar en la historia de la música. Él junto a Joseph Kosma, quien fuera autor de esa melodía tan melancólica, se han vuelto un poco inmortales, y han dado lugar a ser recordados con otras canciones que hablan de esta obra maestra.


La chanson de Prévert - Serge Gainsbourg 

 

Quizás

 

Quizás la vida sólo sea una sucesión de días grises que pasan sin dejar rastro en la memoria camino del olvido.
 
Quizás, todo el dolor acumulado en cada una de las arrugas de nuestro rostro, nos está gritando desde su silencio que la vida no vale la pena.
 
Quizás, tanto afán, tanto empecinamiento febril, tanta agitación, no sea más que otra locura del ser humano, otra ironía cargada de sufrimiento y crueldad.
 
Quizás, lo único sensato -si verdaderamente hubo alguna vez algo sensato en este mundo-, sea enclaustrarnos entre los muros de la soledad, declararnos en santa rebeldía ante los hombres y sus falsos ídolos, ante los nuevos dogmas y sus oficiantes. Eso, si antes nos ha faltado la fortaleza y valor para renegar de la vida, y escapar de la premoriencia espiritual impuesta al hombre de hoy.
 
Quizás, tan sólo nos reste encontrar a Dios en la inmensidad del dolor. Sufrir la brutalidad de la experiencia. Tener, hallar, descubrir una razón para seguir cumpliendo años cuando ya ha muerto la juventud.
 
Quizás vivimos persiguiendo una sombra, acariciando un sueño que siempre está al otro lado de la calle, en la próxima cita con la persona recientemente conocida, en el nuevo empleo, tras aprobar el inminente examen, durante el siguiente viaje. Siempre es el mismo sueño, fugaz y huidizo el que nos empecinamos en atrapar ignorantes de su hechizo. Párvulos de la triste verdad que supone alcanzarlo, pues es el deseo el que nos hace felices, es soñar la felicidad lo que infunde ilusión en la vida. Cuando el sueño se alcanza y se desmenuza ante nuestros ojos, la vida se quiebra como una cerámica insustituible. Al igual que un cántaro que se rompiese y perdiera su agua quedándose vacío, nuestro corazón queda huero, nuestra vida pierde el encanto que le prestaba la dulce melodía de la fantasía. A fin de cuentas su sentido.
 
Quizás, lo que descubrimos es el engaño en que estamos envueltos, y tenemos que volver atrás para mirarnos las manos y ver qué hallamos en ellas. Entonces comprendemos que es el dolor del deseo insatisfecho, el sufrimiento en definitiva el cimiento de nuestra felicidad. Que sólo aquel que sufre, ama y desea intensamente, es capaz de acercarse a la verdadera vida, a esa vida en que la emoción de un día pudo justificar toda nuestra existencia. Pero... ¿y si tan sólo encontramos en el alma un páramo yermo?.

Para escuchar: Nocturno cis-Mol op. 58.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Meine unbekannten Liebe

 
  
Un día más ha terminado, y cada vez resulta difícil más retirarse a descansar tras soñar contigo... ¿Quién sabe cuando estaba dormido?, ¿lo estaba cuando te soñaba?, ¿lo he estado siempre cada vez que he creído encontrarte?, ¿lo seguiré estando si quizás no sigo escuchando tu voz dentro mí?, ¿seguiré en sueños si por las noches dejo de perseguir su eco huidizo por las calles de mi soledad?. Resulta difícil distinguir los sueños de la ilusión.

Acabo de volver de pasear bajo la Luna por la carretera sin salida que, cómo un augurio del inexorable futuro, pasa por la puerta de casa camino del cementerio. Caminando entre las dos filas de árboles que la encierran vivía la ensoñación de la vida a tu lado. Sé que estás ausente, y no por ello dejas de estar en todo momento en mi vida, lo sé por como me inquietas, y por cómo tu voz me turba aunque no la oigo, y no sé por qué, otra noche más, estoy escribiéndote, pues probablemente me arrepentiré de someter a la crítica de la razón, ¡tribunal inflexible a cuyo juicio nada escapa!, lo que en este momento, con razón o sin ella siento, esta locura de amarte ausente.

Suena “Lili Marleen” y me pregunto: ¿Qué importa seguir esperando bajo el farol del viejo cuartel?. Pero no es verdad, sí importa ver pasar la vida, y ahora, de pronto tengo miedo a que llegue un mañana vacío. ¡Qué sensación extraña!, tu existencia se me representa como una sombra fugitiva que se desvanece. Mas, ¿y si para mí fueras en persona, lo que ahora eres en la voz y la distancia de mis sueños?, ¿y si no bastara para ti cuánto soy?. No oculto que estoy muy dañado, que el no haber sido amado nunca ha dejado en mí un poso de amargura inabarcable. No sé si algún día podré decírtelo, necesito mantener la creencia de que nada me puede dañar, de que nada podrá conmigo, de que yo... sobreviviré a todo y a todos. Y no sé, si esa fingida frialdad cotidiana, no te dejará adivinarme al otro lado de su muro.

Tenía razón quién decía que se puede seguir sólo, luchar sólo, vencer sólo, pero... ¿acaso sabes cómo se queda el alma?, eso no me lo habían contado. Se puede pelear sólo, pero la vida, lo sabes mejor que yo, no es una pelea. Ni la soledad algo propio del hombre, para hacerlo tienes que olvidarte de tu propia naturaleza, y no sólo eso, sino que al final, aunque lo niegues, te conviertes en un mendigo, en un perro callejero que ama y desea más una caricia que un trozo de pan. Otro huérfano de una voz amorosa de despedida cada noche, ausente del existir todo gesto de ternura, sordo al no escuchar una voz de amor, de casi cualquier tipo de amor, que raramente suena, acostándote cada noche con el alma hecha pedazos de dolor a golpes de soledad y de desesperanza, y al amanecer volver a vivir reconstruyéndola cada día, componiendo la grosera impostura que cada mañana se envuelve en el falso aroma de un aparente éxito, sin escuchar un “buenos días” del ser que te ama. 

Todos necesitamos ser amados desde todas las formas de amor posibles, y no existe peor castigo que vivir desterrado del amor, en la agónica esperanza de que, de repente, aparecerá el ser amado con una forma de ser clara, inteligente, sensata y decidida al tiempo, como un resumen de muchas de las cosas que amo en la vida ¿Cómo te haré entender mi miedo a acercarme a ti, por miedo a perderte después? ¿Cómo explicarte que nunca creí que llegaría a buscar una esquina en la que esconderme, por miedo a llegar a amar y luego perder?.

Es mucha vida la que vive en mí, sentimientos que otros consideran imposibles, ideas descabelladas, temores, ilusiones, locuras, sueños de un universo condensado en el poco espacio de mi corazón. Dirán que no te he visto jamás, y es verdad; dirán también que sin ello, no se puede llegar a enamorarse de alguien, y también es verdad; pero en lo que yo tengo razón es en que no habrá miedo ni dolor que me pueda apartar de soñarte, no bastarán ni las distancias ni los elementos para separarme del hueco dejado por tu alma ausente, no habrá amor de hombre comparable al mío, ni añoranza que haya sido amada así.

Y tú, extraño que lees esto no digas nada, guárdate tu razón pues no eres perito en amores, y bien sabes que “el corazón tiene razones que la razón no entiende”, y ahora no necesito que digas nada. Siente si al leer tienes que sentir, pero no razones, recuerda lo que decía Nietzsche: 'Siempre hay un poco de locura en el amor, aunque siempre hay un poco de razón en la locura'

Mientras... seguiré como el soldado que hace guardia cada noche bajo el farol del cuartel, pensando en ti, mi dulce bien, Lili Marleen.



                                           Para escuchar: Lilie Marleen por Lale Andersen

Historia de una canción

A Betty la llamaban Lili ("Lirio"), y trabajaba en una verdulería. Marleen era una joven enfermera. Por ambas estaba loco Hans Leip, un soldado alemán de la Primera Guerra Mundial que, al no poder decidirse por una de las dos bellezas, decidió escribir un poema y dedicárselo a "Lili Marleen". Pasaron los años y publicó el soldado poeta un libro con sus obras en 1937. Entre ellas, ese poema "Lili Marleen":

"1. Vor der Kaserne
Vor dem großen Tor
Stand eine Laterne
Und steht sie noch davor
So woll’n wir uns da wieder seh’n
Bei der Laterne wollen wir steh’n
Wie einst Lili Marleen. (bis)

2. Unsere beide Schatten
Sah’n wie einer aus
Daß wir so lieb uns hatten
Das sah man gleich daraus
Und alle Leute soll’n es seh’n
Wenn wir bei der Laterne steh’n
Wie einst Lili Marleen. (bis)

3. Schon rief der Posten,
Sie blasen Zapfenstreich
Das kann drei Tage kosten
Kam’rad, ich komm sogleich
Da sagten wir auf Wiedersehen
Wie gerne wollt ich mit dir geh’n
Mit dir Lili Marleen. (bis)

4. Deine Schritte kennt sie,
Deinen zieren Gang
Alle Abend brennt sie,
Doch mich vergaß sie lang
Und sollte mir ein Leids gescheh’n
Wer wird bei der Laterne stehen
Mit dir Lili Marleen? (bis)

5. Aus dem stillen Raume,
Aus der Erde Grund
Hebt mich wie im Traume
Dein verliebter Mund
Wenn sich die späten Nebel drehn
Werd’ ich bei der Laterne steh’n
Wie einst Lili Marleen. (bis)"

Traducción:

" En el barracón del cuartel,
junto a la entrada, ahí una farola encontré.
Y si aún permanece en pie
entonces nos volveremos a ver
bajo esa vieja farola, estaremos
como estuvimos una vez, Lili Marleen.

Nuestras sombras encontrándose,
fundiéndose en una sóla.
Nuestro amor no fue efímero,
fue puro para los que nos miraron,
y toda la gente contemplará
el momento en que estaremos bajo esa vieja farola,
como estuvimos una vez, Lili Marleen.

Entonces el guardia a mí me dirá:
"Nos llaman al frente, vámonos.
Esto podría costarte tres días de arresto."
"Estaré en un momento"
Y así fue como nos dijimos "hasta siempre",
aunque hubiera preferido quedarme contigo,
contigo Lili Marleen.

Bien conoce ella mis pisadas,
mi decidido caminar.
Cada tarde esperando...
¿por mi? Un recuerdo reciente.
Si algo me llegara a suceder,
¿quién bajo la farola estará,
contigo Lili Marleen?

De mi plácida existencia,
y de este descolorido día a día,
como un sueño me liberaste,
con tus labios tan vivos.
Cuando la nieblas de la noche se arremolinan y agitan,
a esa farola regreso,
como hice una vez, Lili Marleen."

¡Valor!






"No tenemos bastante valor. Debemos tener más valor. Sólo el valor es necesario. Valor, valor; y después, valor. Y si no basta el valor, audacia; si no basta la audacia, temeridad; si no basta la temeridad, locura, y si no basta la locura, la muerte. Sólo tenemos necesidad de valor. A España le falta valor. Los españoles no son espiritualmente bastante valerosos. Es necesaria una cura de valor. La Historia, la Cultura, el ingenio son cosas bellísimas para los cobardes. Pero no valen absolutamente lo que el valor. Quien no tiene valor, no hará nada grande. Quien no tiene valor, no hará nada nuevo. Quien no tiene valor nunca será verdaderamente él mismo. Quien no tiene valor no podrá liberarse del pasado, de los demás, de los ejemplos y de las tradiciones. Quien no tiene valor nunca podrá escapar de las miserias españolas, italianas, francesas, alemanas, americanas o rusas que hacen lentos y circunspectos nuestros pasos. El genio es valor. La grandeza es valor. La originalidad es valor. La destrucción es valor. Hay que tener el valor de no ser comprendidos. Hay que tener el valor de que se rían en nuestra cara. Hay que tener el valor de desafiar el desprecio de los enemigos y los temores de los amigos. Hay que tener el valor de ganar poco dinero. Hay que tener el valor de escupir y vomitar sobre lo que amamos y veneramos. Hay que tener el valor de pasar por idiotas, por locos furiosos, por bribones y por charlatanes. Hay que tener el valor de maltratarnos a nosotros mismos y de avergonzarnos de nosotros mismos, para salir, finalmente, de lo que todos hacen, creen y admiran. Hay que tener el valor de hacer cabriolas en las plazas de las ciudades y de recibir en la frente las patadas de los periodistas. Única salvación: el valor. Único camino de redención: el valor. Única razón de orgullo: el valor. Único título de gloria: el valor. Única prueba de fuego: el valor.

Es preciso el valor, siempre valor, más valor; cada día, cada hora, a cada momento, más valor. Valor, sólo valor. Nada más que valor. Valor para nosotros y valor para los demás. Valor para la demolición y valor para la creación. Valor contra el ayer y valor para el mañana. Valor en la vida y valor en la muerte. Valor ante el ridículo y valor ante el amor. Nosotros mismos, que cantamos al valor, que invocamos el valor, que predicamos el valor, que hemos hecho del valor el meollo de nuestra política, el motivo de nuestro pensamiento, la regla de nuestra vida; nosotros mismos, que tenemos más valor que los demás, más valor que todos y que nos avergonzamos de la cobardía ajena como de un deshonor nuestro; nosotros mismos, que intentamos desarraigar los derechos humanos, los derechos de la razón y otras veneraciones y devociones públicas y universales, nosotros mismos no somos bastante valerosos. No tenemos todo el valor necesario. Hay todavía en nosotros un poco de respeto por la gente que viste de traje y presenta los telediarios, por la gente que lee los periódicos; un poco de miedo a los profesores, a los críticos y a los periodistas; un poco de comedimiento ante la gente seria. Hay todavía en nosotros alguna preocupación por la claridad, un poco de susto por el delirio sin ley, un poco de cuidado por el orden y la expresión. No, queridos amigos. No somos bastante valerosos. Hasta a nosotros nos falta valor. Todavía somos demasiado cobardes. Tenemos todavía grandes manchas de racionalismo en alguna circunvolución de nuestro cerebro. No tenemos el valor de ser más vulgares. No tenemos el valor de ser más insultados. No tenemos el valor de ser más brutales. No tenemos el valor de ser más incomprensibles. No tenemos el valor de ser más zafios, más ignorantes, más maleducados, más facinerosos, más irreverentes. No tenemos el valor de ser más distintos de todos los antiguos, modernos y contemporáneos. No tenemos el valor de ser más bestiales, más bárbaros, más salvajes. No tenemos el valor de parecer todavía más locos, más frenéticos, más maníacos, más delirantes, más furiosos. En ciertos momentos somos tan tímidos como aquellos a los que golpeamos, despreciamos y rechazamos. A veces nos mostramos tan inciertos como aquellos a los que detestamos de todo corazón. Algunos días somos tan temerosos como aquellos a los que quisiéramos fusilar. También nosotros necesitamos más valor. Todavía valor. Siempre más valor. Valor, valor, valor; y después, valor. Sólo triunfaremos con el valor. Sólo seremos nosotros mismos con el valor. Sólo venceremos a las supersticiones invencibles con el valor. Sólo romperemos todas las viejas formas políticas, filosóficas, musicales, literarias, con el valor. Sólo eliminaremos de nuestra sangre todos los venenos de la cultura, de la imitación, de la admiración, con el valor. Sólo sepultaremos para siempre a los muertos embalsamados a fuerza de valor. Sólo pulverizaremos a los enemigos a fuerza de valor. Crearemos una nueva atmósfera, una Patria nueva, una vida nueva, siempre y cuando tengamos valor. Sólo podemos desafiar al presente y al futuro con la ayuda del valor. Valor siempre. Mucho valor. Enorme valor. Valor infinito. Eterno...".

Eran otros tiempos, y como decía Marquina: “Muy viejo estoy; y hoy los mozos ya no sois de nuestra pro, ni entendéis como nosotros los deberes y el honor”, y aunque sea en la derrota, dejaremos cara memoria de lo que en un tiempo fuimos.


Para escuchar: "La Madrugá" de Dº Abel Moreno.
 

viernes, 21 de diciembre de 2012

Querer no es amar


Siempre he creído que el amor era algo que se producía de oficio ab initio, perdón por los latinajos. Es decir, el amor nos nace del alma, el amor no nos deja indiferentes, nos transforma primero a nosotros mismos y como consecuencia también transforma toda nuestra vida, nada nos parece igual y nada vuelve a ser igual cuando amamos, dejamos de ser uno concebido a sí mismo como principio y fin, para ser parte de algo superior en número y calidad a nosotros mismos, pasamos a ser conscientes de nuestra insignificancia ante el hecho de amar, de ahí ese hálito divino reflejo del amor de Dios que subyace en cuanto amor es capaz de sentir el ser humano, amar es el rasgo de divinidad de Dios en el hombre, es ese estar hecho "a imagen y semejanza de Dios". Es este el único caso en el que el ser humano deja de ser él mismo sin alienarse. Sencillamente es parte de algo muy superior a sí mismo, que lo sublima y lo engrandece, que lo empuja a sentimientos de generosidad y a la realización de obras muy superiores a las que por sí sólo uno estaría llamado.  En síntesis: lo transciende, he ahí la naturaleza trascendente y por tanto religiosa del amor, por eso es Dios quién une al varón y a la mujer cuando el amor existe en ambos. Si tan sólo se da en uno de ellos, el amor se queda en potencia, es un amor in fieri, no in facto esse. No llega a ser un hecho, sólo una posibilidad. Por eso, lo que llamamos Amor, con mayúscula, es privilegio de unos pocos, como dice el Evangelio refiriéndose a la salvación del hombre (eso que sólo se logra amando al prójimo, o sea, por amor), "muchos son los llamados, pero pocos los elegidos".

Como en el Arte, muchos pintan, pero pocos llegan a ser grandes por su talento. De aquí la aparición de esa "tercera persona" (primera del plural), que tiene una vida propia diferenciada del yo de cada uno de los miembros de ese amor. En cierto modo somos el "objeto" del amor, para los creyentes un instrumento de Dios en la realización de su amor por los hombres. En conclusión, el amor nos zarandea con una fuerza desconocida, porque no existe otra igual pues su fuerza no proviene del hombre ni de lo creado, sino del Creador de todas las cosas. Por ello, cuando esa fuerza nos sacude y nos invade, ningún espacio de nuestra alma resulta ajeno, y necesariamente conlleva la renuncia de nuestra persona, de nuestro interés, en aras de algo superior a nosotros que nos utiliza, que nos hace darlo todo, y cuando ya no nos queda nada, paradójicamente, es cuando más tenemos, cuando nuestra vida es plena, y cuando somos completamente felices en este acto supremo de generosidad que es la entrega absoluta, y que comúnmente llamamos amar. 

Por todo esto, el amor pertenece a la más profunda dignidad del hombre, y gozar de la libertad para amar constituye un elemento imprescindible e inherente a esa dignidad de la persona, algo irrenunciable, que cuando es impedido o entorpecido degrada a quien cercena ese derecho divino y consustancial al derecho a vivir como seres humanos completos e hijos de Dios. Por esta razón el Amor, que pertenece exclusivamente al ámbito de lo espiritual, es lo más exigente que existe, pues no nos exige nada de nuestra propiedad, nos lo exige todo: nos exige a nosotros mismos, a nuestros pensamientos, nuestro tiempo, cada latido de nuestro corazón y cada soplo de aliento de nuestra vida. El Amor no negocia ni contemporiza, es subversivo en nuestras vidas, y trasgresor de nuestros límites, y es fuerte por la sencilla razón de que frente a toda dificultad, el origen de su fuerza está en Dios. En síntesis, el Amor nace desde el principio en el alma de la persona, y desde su comienzo es absoluto, o no es, porque nos va la vida en ello de forma completa. Su victoria te ensalza al Cielo, el matrimonio como camino de santidad; o nos condena al Infierno, el desamor como forma absoluta del rencor y del odio. El Amor nos salva, y el desamor nos condena, por eso el destino de todo hombre en el plan de Dios es amar, y la negativa del hombre al plan de Dios, significa la renuncia al amor.
Cuando simplemente queremos, la persona a la que elegimos para ello nos resulta algo externo a nosotros, empezamos y acabamos dentro de los límites individuales definidos por nuestra voluntad y deseo, tenemos nuestras vidas con fines propios y exclusivos de nosotros mismos, de los que damos noticia al otro sin que éste llegue nunca a hacerlos suyos, nos escucha, nos aconseja pero no los vive con nosotros, no se alegra o se apena, según el caso, nos consuela por nuestro dolor, pero no nos compadece, no padece el dolor o disfruta la alegría con nosotros, nuestros triunfos y nuestros fracasos, son un fenómeno individual, no común de los amantes, y por ende de la familia a la que su "amor" (entre comillas) sirve de base y fundamento. En este caso querer no es un hecho trascendente, y el no serlo procede directamente de su raíz: es egoísmo en estado puro. Cuando queremos, no sólo no nos damos al otro, sino que lo tomamos para nosotros y lo ponemos a nuestro servicio para la satisfacción de nuestros intereses, para calmar nuestras pasiones o para paliar nuestros miedos. Es decir, convertimos al otro en un instrumento para nuestros fines, y al instrumentalizarlo lo deshumanizamos desposeyéndolo de su dignidad de ser humano, no lo contemplamos como un ser completo con un fin propio, sino que lo "cosificamos", es una cosa más entre aquellas que son de nuestra propiedad. Por ello, el querer pertenece por definición al ámbito de lo material, podrá pertenecer a nuestra psique, podrá ser pensado, pero no puede ser sentido, podrá ser envuelto en cariño o afecto, podrá existir cierta complicidad, pero no será amor. En consecuencia, teniendo su exclusivo origen en la voluntad del ser humano, ajeno a todo soplo divino, irrespetuoso con la dignidad profunda y verdadera del ser humano, el "querer" condena al hombre a la infelicidad, porque ni el egoísta es feliz, ni lo es el objeto de su afán al ser violentado en su propia naturaleza. De esta manera el fracaso del querer está anunciado desde su primera hora, porque carece de fuerza distinta a la que sale del mero afán de posesión, cuando éste concluye o, sencillamente, la relación con el otro no le "compensa" al egoísta, la relación pseudoamorosa se rompe, era una simple cuestión de economía del placer, de satisfacción del deseo o de la necesidad, en la sociedad anticristiana de la opulencia, del consumo y del ocio. Era pura retórica, pura dialéctica confusa que mezclaba cosas de naturaleza y especie diferente. Era materialismo, sin más.

Para escuchar: El amar y el querer de José José

Letra

Casi todos sabemos querer
pero pocos sabemos amar
es que amar y querer no es igual
amar es sufrir querer es gozar

El que ama pretende servir
el que ama su vida la da
y el quiere pretende vivir
y nunca sufrir y nunca sufrir

El que ama no puede pensar
todo lo da, todo lo da
el que quiere pretender olvidar
y nunca llorar y nunca llorar

El querer pronto puede acabar
el amor no conoce el final
y es que todos sabemos querer
pero pocos sabemos amar.

El amar es el cielo y la luz
ser amado es total plenitud
es el mar que no tiene final
es la gloria y la paz
es la gloria y la paz.

El querer es la carne y la flor
es buscar el obscuro rincon
es morder, arañar y besar
es deseo fugaz ,es deseo fugaz.

José Rómulo Sosa Ortiz mejor conocido como José José (Azcapotzalco, Ciudad de México, 17 de febrero de 1948) es un cantante mexicano. Es referido en el mundo del espectáculo como El príncipe de la canción. José José es considerado uno de los cantantes más talentosos de la música popular latinoamericana, reconocido por su privilegiada voz. En cincuenta años de carrera musical, su interpretación y su estilo han influido sobre numerosos artistas del ámbito mundial. Nacido en una familia de talentosos músicos, José José comenzó su carrera tocando la guitarra y cantando en serenatas durante la adolescencia. Más tarde, se unió a un trío de jazz y bossa nova en el que cantaba y tocaba el bajo y contrabajo. José José ha vendido más de 90 millones de discos lo que lo convierte en uno de los cantantes latinos más exitosos de la historia.». Recibió varias nominaciones al Grammy y numerosos reconocimientos a nivel mundial. Ha llenado varias veces los recintos más importantes del mundo del espectáculo, tales como el Madison Square Garden, Radio City Music Hall, Las Dunas, el Auditorio Nacional, entre otros. Su música ha llegado a países no hispanoparlantes como Japón, Israel, Egipto y Rusia. También ha forjado una carrera como actor, pues protagonizó películas como Gavilán o Paloma y Perdóname todo.

jueves, 20 de diciembre de 2012

El moderno camino del amor


Hoy día todo se hace demasiado deprisa. Parece que sólo importa el destino al que nos dirigimos, nunca el viaje. En otro tiempo el camino era tan importante como el lugar al final del trayecto. Este viaje de un mundo a otro y viceversa que es el amor, requiere su tiempo y su liturgia. En la actualidad ya no nos concedemos tiempo para la seducción, para el placer de descubrirse, para la sorpresa de lo desconocido. Todo se quiere concluir con inmediatez, matando así toda posibilidad del amor romántico. Nos olvidamos de paladear el vino al beberlo y de sentir el placer de cada momento junto a él o ella, de disfrutar con el proceso de enamoramiento buscando el gozo que nos brinda el descubrimiento de los pequeños rincones en los que se encuentran dos almas. No acertamos a dar con el largo camino de un amor ancho, sino que nos perdemos en la turbia senda de un placer breve y estrecho.
 
 
 Para escuchar: Amarte a la antigua de Pedro Fernández
 
Letra
 
Hoy ya no se escriben cartas para enamorarse,
hoy ya las flores no se ven,
¿dónde ha quedado aquel romance?.
Ya no existen los poemas para conquistarse,
ahora se mandan sólo mails.
Ya nadie entrega chocolates,
pero me niego a renovarme, es mi manera.
Te lo confieso que quisiera...

Amarte a la antigua,
entregarte mi vida
llenarte de rosas,
cantarte canciones,
pintarte caricias.

Amarte a la antigua,
robarte sonrisas,
tomarte la mano,
abrirte la puerta,
escribirte poesías,
amar como antes.

Ahora los amores duran solo un instante,
pero lo nuestro es al revés,
cada minuto es importante,
pero me niego a renovarme, es mi manera.
Te lo confieso que quisiera...

Amarte a la antigua,
entregarte mi vida,
llenarte de rosas,
cantarte canciones,
pintarte caricias.

Amarte a la antigua,
robarte sonrisas,
tomarte la mano,
abrirte la puerta,
escribirte poesías.
Amar como antes..

Eres justo como te soñé,
tú no sabes cuanto te espere
y deseo para siempre.

Amarte a la antigua,
entregarte mi vida,
llenarte de rosas,
cantarte canciones,
pintarte caricias.

Amarte a la antigua,
robarme sonrisas,
tomarte la mano,
abrirte la puerta,
escribirte poesías.

Amar como antes,
amarte a la antigua.
 

José Martín Cuevas Cobos, (Guadalajara, México, 28 de septiembre de 1969), mejor conocido por su nombre artístico Pedro Fernández, es un cantante, actor y compositor mexicano de música ranchera. Ha tomado su nombre de dos grandes figuras de la música mexicana, Pedro Infante y Vicente Fernández. Ha participado en multitud de películas, series de televisión y hasta la fecha ha grabado 35 discos obteniendo tres premios Grammy latinos. Amarte a la antigua fue la banda sonora de la telenovela Hasta que el dinero nos separe emitida en los años 2009-2010.

El Cuervo y la Luz





El Cuervo es un ave de gran inteligencia reverenciada, y temida, de la que las leyendas nos cuentan su historia desde muchos siglos atrás. En la mitología nórdica dos cuervos acompañan a Wotan posados en cada uno de sus hombros. Uno, Huginn, representa el pensamiento; el otro, Muninn, lo hace de la memoria. El dios enviaba a sus aves a recorrer el mundo para que observen lo que sucede, siempre seguidas por el temor del viejo dios por la muerte de ambas. Su miedo, es el miedo del anciano ante la pérdida de la capacidad para pensar y recordar.

También dicen las viejas leyendas que el cuervo es el responsable de la luz que inunda la tierra... En el tiempo en el que en las tierras del Norte reinaban las sombras y la tristeza; un cuervo voló hacia las lejanas montañas, sólo pudo ver la honda negrura de un mundo sin luz. Cuando iba a alejarse de aquellas alturas, advirtió el brillo de una gran bola de luz que se encontraba en el interior de una concha marina. Allí, codicioso atesoraba la luz el gran jefe de los hombres oscuros. El cuervo voló hacia el río y dejándose caer en las aguas, su alma se transformó en una aguja de pino, ligera y frágil que se alejaba meciéndose suavemente sobre el espejo que formaban las aguas... 

El hada del bosque se detuvo a mirar su reflejo, y sumergiendo sus manos bebió del agua de aquel río. La aguja de pino se deslizó por su garganta y llegó hasta su vientre, en donde germinó al igual que la semilla lo hace en la tierra. Y pasadas varias lunas alumbro un niño rubio, del color de la miel y del trigo que creció en la espesura. Cuando comenzó a caminar, el hijo del hada le pidió al gran jefe la bola de luz que guardaba en aquella concha. Éste se negó, y el niño del color de la miel comenzó a llorar desconsoladamente, y su llanto recorrió los bosques y los valles hasta el lejano palacio en el que vivía su madre el hada, que para castigar al avariento viejo de nariz ganchudo y mirada mezquina, llamó al frio y a la tormenta que con furia se abatió sobre el poblado de los hombres oscuros. El gran jefe, aterrado por la furia del viento y el granizo que golpeaba a los suyos, le entregó la gran bola de luz para que jugase con ella y calmar así su llanto y huyó con los suyos vagando errantes por toda la Tierra sin encontrar nunca la paz; y el niño del color de la miel tomó entre sus manos la gran bola de luz y, al momento, su pecho se abrió apareciendo el cuervo negro, que tomando la bola en su pico voló alto, muy alto; más que los árboles, más que las montañas, más alla de las estrellas y las constelaciones. Cuando exhausto no pudo volar más allá, soltó la bola de luz muriendo abrasado entre sus llamas. Sus plumas cayeron a la tierra y todavía son mecidas por el viento que azota los campos de trigo... Y para los celtas se hizo la Luz.



Para escuchar:  Mychael Danna & Jeff Danna - Lament (vocal by Krysia Kocjan)



martes, 18 de diciembre de 2012

La moderna alienación del hombre


Hace unas décadas decía Julius Evola en su Rebelión contra el mundo moderno que:
 
"Si ha existido alguna civilización de esclavos, esta es precisamente la civilización moderna. Ninguna civilización tradicional vio jamás masas tan grandes condenadas a un trabajo vacío, desalmado, automático: esclavitud, que no tiene siquiera como contrapartida la estatura y la realidad tangible de la figura de los señores y de los dominadores, sino que viene impuesta anodinamente a través de la tiranía del factor económico y de las estructuras de una sociedad más o menos colectivizada.
 
Y ya que la visión moderna de la vida, en su materialismo, ha negado al individuo toda posibilidad de conferir al propio destino algo de transfigurante, de verse un signo y un símbolo, así la esclavitud de hoy es la más dura y desesperada de las que se han conocido".
 
Sin embargo, Evola se equivocaba. En esta etapa del materialismo aún hay otra forma de alienación del ser humano superior a la del trabajo vacío carente de creatividad, otra forma de esclavitud que priva al hombre de sentido, que lo cosifica y expulsa de su condición de humano: reducirlo a un número prescindible esclavo del beneficio.

Las Rocas


La voluntad de los hombres es como una piedra en un río. Algunas, las más, son pequeñas, menudas, dóciles a la fuerza de la corriente, insignificantes ante la fuerza del caudal de agua. Son estas voluntades pequeños guijarros pasajeros de la corriente que, agitados en su menudencia, desmenuzados hasta desaparecer, pasan sin dejar rastro ni memoria de su ser. Otras, las menos, son robustas, firmes, tercas a la furia inclemente del precioso elemento, incapaz de desplazar su inamovible voluntad. Son rocas que abrieron en dos la corriente ante sí al no ceder. Rocas ante las que la indiferencia no fue posible, y que prefirieron ser, aunque sufrieran el rigor de la corriente. Son rocas, voluntades, cuyo tamaño mengua al transcurso del tiempo y de las aguas, de la vida, hasta extinguirse.  Así finaliza su existencia, convertida en la fina arenilla que se sedimenta en el lecho del río dando forma a  su cauce con su afirmación de vida, su rotunda sentencia que nos susurran las aguas del río: "Vivir no es transigir".


Para escuchar: "Memorias da noite" de Luar na Lubre

Memorias da noite

Madrugada, o porto adormeceu, amor,
a lúa abanea sobre as ondas
piso espellos antes de que saia o sol
na noite gardei a túa memoria.
 
 Perderei outra vez a vida
cando rompa a luz nos cons,
perderei o día que aprendín a bicar
palabras dos teus ollos sobre o mar,
perderei o día que aprendín a bicar
palabras dos teus ollos sobre o mar.

Veu o loito antes de vir o rumor,
levouno a marea baixo a sombra.
Barcos negros sulcan a mañá sen voz,
as redes baleiras, sen gaivotas.
 
 E dirán, contarán mentiras
para ofrecerllas ao Patrón:
quererán pechar cunhas moedas, quizais,
os teus ollos abertos sobre o mar,
quererán pechar cunhas moedas, quizais,
os teus ollos abertos sobre o mar.

Madrugada, o porto despertou, amor,
o reloxo do bar quedou varado
na costeira muda da desolación.
Non imos esquecer, nin perdoalo.

Volverei, volverei á vida
cando rompa a luz nos cons
porque nós arrancamos todo o orgullo do mar,
non nos afundiremos nunca máis
que na túa memoria xa non hai volta atrás:
non nos humillaredes nunca mais. 


  Traducción  

Madrugada, el puerto se adormeció, amor,
la Luna pasa por encima de las olas
como un espejo antes de salir el Sol 
la noche guarda tu memoria.
 
Perderé otra vez  la vida
cuando la luz rompa en las rocas,
perderé el día que aprendí a besar
palabras de tus ojos en el mar,
perderé el día que aprendí a besar
palabras de tus ojos en el mar.

El duelo fue antes de venir el rumor,
llevó la marea en la sombra.
Naves negras están cruzando la mañana sin voz
redes vacías, sin gaviotas.
 
Y din, contarán mentiras
para ofrecérselas al Patrón:
querrán coger unas monedas, quizás 
tus ojos abiertos sobre el mar,
querrán coger unas monedas, quizás 
tus ojos abiertos sobre el mar.
 
 Madrugada, el puerto despertó, amor,
el reloj del bar quedó parado 
en la costa muda de la desolación.  
No vamos a olvidar ni perdonar.

Volverá, volverá la vida
cuando la luz rompa en las rocas
porque nos arrancamos todo el orgullo del mar,
no nos hundiremos nunca más
que en tu memoria no hay vuelta atrás:
no nos humillaremos nunca más.
 
 
Esta canción fue compuesta luego del derramamiento de petróleo del Prestige, que tuvo lugar cerca de la costa de Galicia y afectó el litoral del norte de España y Francia.
 
Bieito Romero
 
Luar na Lubre es un grupo gallego de música folk. Luar significa en gallego resplandor de la luna; lubre era una especie de bosque mágico para los celtas. A lo largo de su carrera como formación musical ha difundido y valorado la cultura y música gallega, llevándola a lugares recónditos del mundo. Un gran amigo y propulsor de la música de Luar na Lubre fue Mike Oldfield, quien quedó enamorado del mítico tema "O son do ar" (El sonido del aire; compuesto por Bieito R. de LNL) y de las interpretaciones maravillosas de Rosa Cedrón. En 1992 Oldfield les propuso colaborar en su gira mundial, y de esta manera les llegó la fama internacional. Los instrumentos que usan son: gaita gallega (y alguna que otra colaboración con uilleann pipe), acordeón diatónico, violín, flautas y whistles, chelo, guitarra acústica, bouzouki, pandereta, bohdran y percusiones; junto con la voz de la cantante portuguesa Sara Louraço Vidal, que entró para sustituir a la emblemática vocalista y violonchelista Rosa Cedrón, que decidió dedicarse a su carrera en solitario. Luar na Lubre resalta la cultura galega con temas tradicionales de la zona, aunque no se quedan fuera de las influencias celtas de países con tradición musical similar, como Irlanda, Escocia o la Bretaña francesa. Este grupo también tiene conciencia y compromiso social con la actualidad. Desde 1986 el estilo y tendencias del grupo ha evolucionado mucho, refinando su sonido de estudio y consolidando la que es su mejor baza: el directo. Componentes del grupo (2005): Sara Louraço Vidal (voz), Xan Cerqueiro (flautas), Xulio Varela (bouzouki, trompa, tarrañola y pandereta), Patxi Bermúdez (bodhran, tambor y djimbek), Bieito Romero (gaitas, acordeón diatónico y zanfoña), Eduardo Coma (violín), Pedro Valero (guitarra acústica) y Xavier Ferreiro (percusiones latinas y efectos).