martes, 18 de diciembre de 2012

La moderna alienación del hombre


Hace unas décadas decía Julius Evola en su Rebelión contra el mundo moderno que:
 
"Si ha existido alguna civilización de esclavos, esta es precisamente la civilización moderna. Ninguna civilización tradicional vio jamás masas tan grandes condenadas a un trabajo vacío, desalmado, automático: esclavitud, que no tiene siquiera como contrapartida la estatura y la realidad tangible de la figura de los señores y de los dominadores, sino que viene impuesta anodinamente a través de la tiranía del factor económico y de las estructuras de una sociedad más o menos colectivizada.
 
Y ya que la visión moderna de la vida, en su materialismo, ha negado al individuo toda posibilidad de conferir al propio destino algo de transfigurante, de verse un signo y un símbolo, así la esclavitud de hoy es la más dura y desesperada de las que se han conocido".
 
Sin embargo, Evola se equivocaba. En esta etapa del materialismo aún hay otra forma de alienación del ser humano superior a la del trabajo vacío carente de creatividad, otra forma de esclavitud que priva al hombre de sentido, que lo cosifica y expulsa de su condición de humano: reducirlo a un número prescindible esclavo del beneficio.

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