domingo, 6 de enero de 2013

Era por estos días

Han pasado los inviernos desde la noche en la que se marchó de casa, era por estos días de festejos y algazaras. Hacía años que vivía ausente, pero nunca dijimos nada...  Para ella, desde entonces, una vida nueva, para mí... una usada. Por eso las gentes dicen que la sombra del pasado es alargada, que el ayer siempre vuelve... con los niños cada semana. Por eso me enterré en vida, entre cuatro paredes blancas, y a mi pesar vivo sigo, despues de matar mi alma.



Para escuchar: "El amor desolado" de Alberto Cortez.

El autor de este bello poema fue José Fernando Dicenta Sánchez, poeta, actor y dramaturgo español del siglo pasado. Muchos lo recordaran por su papel de "Avelino" en el popular serial "La saga de los Porretas". Dicen, no me atrevo a asegurarlo, que la elección de este poema por Alberto Cortez, para ponerle música y cantarlo, obedeció al suicidio de su amigo y gran músico Waldo de los Ríos a los 43 años, tras ser abandonado por su mujer.


El amor desolado (1984)

 

 Yo puse el esfuerzo
y ella la desgana,
yo el hondo silencio
y ella la palabra,
yo senda y camino
y ella la distancia,
yo puse los ojos
y ella la mirada.

Quise entre mis manos
retener el agua
y sobre la arena
levanté mi casa.

Me quedé sin manos,
me quedé sin casa
fui raíz oscura
y ella tronco y rama.

Para que la cuenta
del amor sumara
ella puso el cuerpo
yo el cuerpo y el alma.

Era toda viento
yo todo montaña,
yo pura resina
y ella pura llama.

Una noche oscura
se fue de mi casa,
cegaron mis ojos
para no mirarla,
para no seguirla
cerré las ventanas,
clausuré las puertas
para no llamarla.

Puse rosas negras
sobre nuestra cama,
sobre su memoria,
puse rosas blancas.

Y a la luz difusa
de la madrugada
me quité la vida
para no matarla.

Yo lo puse todo,
vida cuerpo y alma.

Ella, Dios lo sabe,
nunca puso nada.

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