miércoles, 11 de mayo de 2016

Y encontrarás excusas

Hoy ha sido un día de intensa lluvia, de esos que te empujan a refugiarte en una cafetería, para hacer algo de tiempo si llegas demasiado pronto a algún lugar. Así es como he entrado en la que está frente a los juzgados y, como tantas otras veces, apoyado en la barra he pedido un café con leche mientras miraba a la gente, al tiempo que hacía girar el mechero sobre sí mismo entre mis dedos una y otra vez. Al fondo de la cafetería, una pareja de mediana edad hablaba con vehemencia, pero sin alzar la voz. Al principio supuse que serían otro abogado y su defendido, como es común en el lugar, pero cuando iba a apartar mi mirada de ellos algo me llamó la atención: la forma en la que él tomaba la mano de ella. Estaba claro que eran algo muy diferente. Fijándome un poco más, la expresión de su rostro me recordó más que la de un amante, la de un náufrago que se asiera a la única tabla de salvación a su alcance. En ese momento, bruscamente, he apartado la mirada con desgana al verme asaltado por mis propios recuerdos, y cuando abandonaba el local  pasados unos minutos, al pasar junto a ellos me ha alcanzado como en una ráfaga una única palabra: excusas.

Mientras me alejaba me preguntaba a mí mismo: ¿a cuántas personas has dejado ir de tu vida cansado de escuchar sus excusas, disculpas y explicaciones, que no justificaciones?; ¿Cuántas veces has oído las conocidas frases de "ha sido sin querer" o "ha sido sin intención"? ¿Una, dos, tres, diez veces, veinte?; ¿Cuántas veces han tratado de manipularme?

Nunca llegaré a entender muy bien qué hace que las personas dotadas de sensibilidad, suficiente generosidad y seguridad en sí mismas y en sus objetivos vitales, lleguemos a permitir entrar en nuestra vida a esas personas especializadas en poner nuestro mundo del revés, al infundir en nosotros falsas esperanzas y tristezas injustificadas hasta terminar por decepcionarnos, provocando en nosotros el sentimiento de que no somos amados al dejarnos con indiferencia en un segundo plano de su vida. Si alguien tiene algo importante en su vida, hará lo posible por atenderlo, por cuidarlo; y si no lo es, se valdrá de las excusas para justificar un falso cariño que en realidad sólo sirve para ocultar un bastardo interés. Y no, no lo debemos permitir; por el contrario, debemos intentar advertir a tiempo a estas personas insuficientes y tóxicas, que viven envueltas en una mentira permanente  plagada de incoherencias y contradicciones, una mezcla de confusión e hipocresía, a la que llaman vida.

Es corriente oír decir que las excusas son propias de las personas mediocres, pero también son armas y hábiles artificios de los mentirosos y manipuladores, que se sirven de éstas en su vida cotidiana sin provecho alguno ni para sí mismos, terminando por hacer de ello una forma de vida que les permita enmascarar la irresponsabilidad de actuar siendo íntegro con sus pensamientos y con sus actos. Es por ello que las excusas son mucho peores que las mentiras, pues entre éstas las hay hábiles y piadosas, las hay incluso que duran toda la vida y que nunca se descubren, pero no son como las excusas y los pretextos, que son utilizados muchas veces como vanos intentos de manipulación emocional. El ejemplo clásico es cuando nuestra pareja empieza a tomar distancia de nosotros sin dar razón alguna del por qué lo hace. Simplemente, decide alejarse y termina por desaparecer de nuestra vida, dejándonos con la tarea de recomponer pieza a pieza nuestro corazón, nuestra capacidad para creer en los demás y para ser capaces de recuperar la confianza en el futuro, y cuando estamos consiguiendo salir del abatimiento en el nos dejó, vuelve, y lo hace ofreciéndonos alguna de las excusas más clásicas: "necesitaba tiempo para pensar"; "se ha dado cuenta de lo que significamos en su vida" o cualquier otra semejante. Y con ello es incluso posible que creamos en una "nueva oportunidad", en la que inevitablemente volverá a repetir su modo de actuar sin ninguna razón, hasta que desesperados los dejemos ir definitivamente, hastiados de este "terrorismo sentimental"

 En realidad, estas personas ocultan bajo su artificio vital un profundo miedo a asumir su responsabilidad, carecen de la seguridad necesaria como para poder actuar de forma coherente con sus pensamientos, y prefieren enmascarar la realidad con una mentira que les permita justificarse para defenderse. Esta actitud les hace incapaces de reconocer sus propios errores, su falta de coherencia ante las propias ideas y sentimientos, demostrando que su inmadurez no les permite tener el control necesario sobre su vida emocional, por lo que actúan impulsivamente, sin pensar en las consecuencias que su decisiones tendrán después para ellos mismos y para quienes les rodean. Esconderse tras pretextos y excusas, les evita enfrentarse a sí mismos para adquirir un control adecuado sobre su propia persona, porque esto requiere una voluntad de la que carecen, y supone un esfuerzo que no están dispuestos a realizar. 

Pero al conocer a esta clase de personas, ese mismo desconocimiento nos impide comprender cómo funciona su cerebro y su alma, aunque en realidad ni ellos mismos lo saben, y lo que sí terminamos por descubrir es que usan a voluntad cuanto hallan a su alcance para dañar a quienes dicen amar, por lo que muy probablemente lo harán antes de que podamos llegar a conocerlos y logremos excluirlos de nuestra vida. Y es seguro que a lo largo de nuestra existencia vamos a encontrar a personas de este tipo, contadores de mentiras casi profesionales, tan convencidos de ellas que hasta llegan a creérselas. Y el hecho de que nosotros mismos hallamos utilizado puntualmente alguna excusa, no nos equipara a esta clase de personas, pues un hecho excepcional no es lo mismo que el hábito de mentir para disimular su inmadurez e incapacidad para ser coherentes, y mucho menos es lo que mismo que hacer daño a alguien con absoluta frialdad con este tipo de artimañas y torturas, vulnerando la integridad de quienes se convierten en sus víctimas, a las que además, terminarán culpando de las consecuencias últimas de sus propias acciones.

Por todas estas razones debemos alejar de nuestras vidas a los eternos incoherentes, mentirosos, manipuladores y contadores de excusas, pues sólo las personas auténticas, sencillas e íntegras merecen tener un espacio próximo a nosotros haciendo nuestra vida gratificante y plena. Y no importa cuán diferente opinen o crean, porque si son buenas personas y sus gustos y caracteres son compatibles con los nuestros merecerá la pena tenerlos cerca, porque la diferencia, dentro de lo aceptable, lejos de suscitar conflictos enriquecerá nuestra forma de percibir el mundo. Por estas razones hemos de vivir nuestra vida alejados de las eternas excusas, de quienes sólo pueden dañarnos y empobrecernos.

Para escuchar: Y estaba contentísimo de Tiziano Ferro.

Letra

Ahora que estarás muy sola
entre sabanas y cama,
dime ahora que es lo que harás.

Todo ya es casualidad,
ahora ya no soy un peso,
dime cuál excusa inventarás.

Inventarás que no hay tiempo,
que todo ya se ha apagado.
Inventarás que ahora te amas
mucho más.

Inventarás que ya eres fuerte.
Inventarás que fue la suerte.
Riendo encontraras tu excusa.
Una más.
Una más...
Y estaba contentísimo
de noche esperándote
bajo tu casa.
Apriétame la mano,
ya nos vamos.

Y que estabas contentísima
cuando mirando Amsterdam
no te importaba
que la lluvia ya cayera.

Sólo una vela era hermosísima
recuerdos y recuerdos que me sugerían,
que de todas formas algún día diré
que estaba contentísimo,
pero nunca te dije que gritaba dentro
Dios aún mas todavía...
Algo siempre te consuela,
ríes cuando el tiempo vuela.
Pero hay algo que no vuelve aún.
Hay gran frío y no te tapas
Hay que quiero que tú sepas
que no me convencerás jamás.
Que hace calor desde cuando
no me tienes a tu lado,
que estás mejor, y que ahora
ríes más.
Y estaba contentísimo
de noche esperándote
bajo tu casa.
Apriétame la mano,
ya nos vamos.
Y que estabas contentísima
cuando mirando Amsterdam
no te importaba
que la lluvia ya cayera.
Sólo una vela era hermosísima
recuerdos y recuerdos que me sugerían,
que de todas formas algún día diré
que estaba contentísimo,
pero nunca te dije que gritaba dentro
Dios aún mas todavía...
Y mi recuerdo te alcanzará
sólo si estuvieras mal.
Si estuvieras siempre bien sólo miraré
Porque lo que siempre pedí al cielo
es que esta vida
te donara amor verdadero entonces...
Tiziano Ferro (Latina, 21 de febrero de 1980) es un cantautor italiano. Debutó en 2001 con su disco Rosso relativo, alcanzando éxito en Europa, principalmente en España y en su propio país. Posteriormente, sería conocido en Hispanoamérica al lanzar su disco en español. En 2003 lanzó 111: Centoundici/111: Ciento once y en 2006, Nessuno è solo/Nadie está solo, los cuales han vendido millones de copias a lo largo del mundo. Su cuarto álbum, Alla mia età/A mi edad fue lanzado en noviembre de 2008 en Italia.. No sólo es famoso en su Italia natal, sino en algunos países de América Latina, Europa y Siria.

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