“No hay felicidad o infelicidad en este mundo; sólo hay comparación de un estado con otro. Solo un hombre que ha sentido la máxima desesperación es capaz de sentir la máxima felicidad. Es necesario haber deseado morir para saber lo bueno que es vivir”.
El conde de Montecristo
Alejandro Dumas
La búsqueda del amor es una lucha por huir de ese infierno que vive en nuestro interior al que llamamos soledad, la negación absoluta de la naturaleza humana. Por esta razón, el amor es lo más parecido que podemos vivir en este mundo a un Paraíso, y su final supone un drama que tratamos de evitar a toda costa. Así es que cuando este final llega, y si el dolor nos permite reflexionar sobre lo vivido, no es de extrañar que hagamos un intento imposible de borrar o reescribir parte de nuestra historia, de arrancar las páginas de nuestra biografía que no se debieran haber escrito o que debieron narrar una historia diferente. Y en este vano esfuerzo de intentar cambiar el pasado nos dañamos aún más, pues no podemos arrancar de nuestras almas la forma que adoptaron para acoger al amor que compartimos dentro de nosotros y confundirnos con él, y aunque resulte comprensible y humano ese intento de alejarnos del dolor que realizamos al querer arrancar de nosotros lo vivido, lograrlo es imposible. Siendo así, toda ruptura supone una pérdida de parte de nuestra esencia y un inevitable retorno al infierno de la soledad, que vivía agazapado dentro de nosotros esperando la ocasión de sorprendernos. Y en ese momento, al arrancar las páginas que no nos gustan de nuestro libro de bitácora, aumentamos nosotros mismos el dolor que sentimos al negarnos nuestra propia historia, pues resulta natural que viviendo la ausencia del amor, un pequeño detalle, una melodía, un aroma o un lugar nos devuelvan el recuerdo del ser una vez amado y no reparemos en que en ese espacio que quedó vacío en nuestra vida, no hay nadie como él.
Para escuchar: Nadie como tú de Claudio Baglioni
Letra
Basta nada, un nombre, una caligrafía,
y sientes el calor de una fotografía.
Se nota siempre dónde se arrancaron páginas,
y el corazón revive todo en su memoria.
El periodo de las lluvias llega ya,
así a la estación de mi melancolía,
y baja sinuoso el río de una lágrima,
mientras escucho tu mensaje de aquel día.
Nadie como tú
llegará después,
porque tras de ti
yo sí que me enamoré,
siempre más de ti.
¡Cuánto, yo lo sé!
Y aunque esté sin ti aquí,
yo tu ausencia amo
tanto como a ti.
Yo mis ojos cierro y miro dentro en mí,
y así mi mente como un tren sale de aquí,
sabiendo que en el viaje tu figura encontrará,
en un silencio que es más fuerte que un grito.
Lo que duele más que el fin de nuestro amor,
son estas ruinas que ha dejado tras de sí,
y mientras salto entre las sombras de las nubes hoy,
salgo a tirar los restos de mis poesías.
Nadie como tú
llegará después,
porque tras de ti
yo sí que me enamoré,
siempre más de ti.
¡Cuánto, yo lo sé!
Y aunque esté sin ti aquí
yo tu ausencia amo
tanto como a ti.
Y como siempre, ahora es tarde para amar.
El amor es la pena que pagamos,
por no querer estar tan solos.
Y es mejor amarnos y perder,
que llegar a ganar y no amar jamás.
Nadie como tú
llegará después,
porque tras de ti
yo sí que me enamoré,
siempre más de ti.
¡Cuánto, yo lo sé!
Y aunque esté sin ti aquí
yo tu ausencia amo.
Nunca, nadie como tú.
Nadie como tú.
Basta nada, un nombre, una caligrafía,
y sientes el calor de una fotografía.
Se nota siempre dónde se arrancaron páginas,
y el corazón revive todo en su memoria.
El periodo de las lluvias llega ya,
así a la estación de mi melancolía,
y baja sinuoso el río de una lágrima,
mientras escucho tu mensaje de aquel día.
Nadie como tú
llegará después,
porque tras de ti
yo sí que me enamoré,
siempre más de ti.
¡Cuánto, yo lo sé!
Y aunque esté sin ti aquí,
yo tu ausencia amo
tanto como a ti.
Yo mis ojos cierro y miro dentro en mí,
y así mi mente como un tren sale de aquí,
sabiendo que en el viaje tu figura encontrará,
en un silencio que es más fuerte que un grito.
Lo que duele más que el fin de nuestro amor,
son estas ruinas que ha dejado tras de sí,
y mientras salto entre las sombras de las nubes hoy,
salgo a tirar los restos de mis poesías.
Nadie como tú
llegará después,
porque tras de ti
yo sí que me enamoré,
siempre más de ti.
¡Cuánto, yo lo sé!
Y aunque esté sin ti aquí
yo tu ausencia amo
tanto como a ti.
Y como siempre, ahora es tarde para amar.
El amor es la pena que pagamos,
por no querer estar tan solos.
Y es mejor amarnos y perder,
que llegar a ganar y no amar jamás.
Nadie como tú
llegará después,
porque tras de ti
yo sí que me enamoré,
siempre más de ti.
¡Cuánto, yo lo sé!
Y aunque esté sin ti aquí
yo tu ausencia amo.
Nunca, nadie como tú.
Nadie como tú.
Claudio Baglioni (Roma, 16 de mayo de 1951) es un músico, poeta y cantautor italiano. En 1967 escribe su primera canción, Annabelle Lee, inspirada en la poesía homónima de Edgar Allan Poe. En 1969 firma su primer contrato con la casa discográfica RCA, lanzando su primer álbum en 1970. Dos años después, interpreta algunas canciones para la banda sonora de la película Fratello sole, sorella luna (Hermano Sol, Hermana Luna) de Franco Zeffirelli. En 1972, lanza el álbum Questo piccolo grande amore que lo consagra e identifica para siempre como uno de los mayores cantautores románticos de Italia. Es en 1974 cuando se confirma su consagración como músico y cantante. Es el año del álbum "E tu...", y en 1981 lanza el álbum Strada facendo, que supera más de un millón de copias vendidas. En 1985 lanza el álbum La vita è adesso, que vende un millón y medio de copias, nuevo récord de ventas, permaneciendo en las listas de éxitos por casi dos años. Después de un tiempo de silencio en su carrera musical, Baglioni compone y graba el doble álbum autobiográfico Oltre, publicado en 1990. Este trabajo es el más valorado por muchos de sus seguidores y por el mismo Baglioni según afirmó en una entrevista en el 2005. En 1995, lanzó el álbum Io sono qui. Este es uno de los trabajos más ricos y variados de Baglioni, ya que todo el disco en conjunto es una rapsodia en el que se pueden encontrar canciones lentas y tristes, estilos de rock, jazz, blues. Esta hecho a modo de película, con distintas partes narradas (tiempos) que acompañan a las canciones. En España se publicó en 1996 una versión "mutilada" (sin esas partes cinematográficas) de este disco. en noviembre de 1999, Baglioni publica uno de los álbumes más innovadores y creativos de los que hizo hasta entonces. Viaggatore sulla coda del tempo es un álbum-concepto que coincide con el fin de milenio, y que tiene un carácter futurista, introspectivo y hermético en cierta medida. El uso en los arreglos de sintetizadores y de músicas dirigidas por ordenador predominan en gran parte del disco. En este nuevo álbum se encuentra una gran densidad en las letras y un cuidado máximo en las poesías. Cuatro años después, en el 2003 Baglioni edita su último álbum inédito hasta el momento: Sono io, l'uomo della storia accanto. En ese momento Baglioni decide hacer una gira multitudinaria a la que acudirán cerca de 2 millones de personas por los estadios de fútbol de Italia para dar por zanjadas las críticas que supusieron este tipo de espectáculos. Hasta 2005, Baglioni produce más de 14 álbumes, todos de gran éxito. En este mismo año lanza su primer libro, Senza música, una recopilación de sus escritos desde 1974, en los cuales narra su propia historia a través de su carrera de más de treinta años. Es también el autor del himno oficial de los XX Juegos Olímpicos de Invierno de Turín 2006. En 2005 y 2006 aparecen dos álbumes recopilatorios de Baglioni en castellano, "Todo Baglioni" y "Siempre aquí", dos discos que devuelven al cantautor romano la cuota de mercado que siempre tuvo en España, país en donde se editaron los recopilatorios, y en Hispanoamérica.
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