lunes, 14 de diciembre de 2015

El tiempo de las cerezas

 
No hay cerezas en otoño, y menos a mediados de diciembre cuando llega su final y el invierno es inminente. La nieve blanca de sus flores sólo cubre los cerezos en los meses de marzo y abril, cuando con la llegada de la primavera, de su belleza nacen los frutos rojos y carnosos que simbolizan la juventud, el amor y la pasión: las cerezas.

En el final del otoño, cuando ya el año es viejo y comienza a morir, la belleza no da fruto, y aunque el amor y la pasión siguen vivos en el recuerdo, a nuestro pesar se han ausentado de nuestro caminar. Quizás por ello la primavera de nuestras vidas nos marca eternamente, porque es el tiempo de las cerezas, en el que todas las ilusiones se encierran siempre en una pareja... de cerezas.

Esta es la razón por la que llegado el otoño, el recuerdo de aquel tiempo de cerezas que una vez vivimos, nos duele como una herida abierta en el alma del amante, solitario... y ya vencido, que ante la proximidad del invierno, cuando apenas han comenzado a platearse con la nieve de la edad sus sienes, sigue estando huérfano de amor.

 
Para escuchar: “Le Temps de Cerises” por Ives Montand

Letra

Quand nous chanterons le temps des cerises
Et gai rossignol et merle moqueur seront tous en fête.
Les belles auront la folie en tête
et les amoureux du soleil au cœur.
 
Quand nous chanterons le temps des cerises
sifflera bien mieux le merle moqueur.
Mais il est bien court le temps des cerises
où l'on s'en va deux cueillir en rêvant
des pendants d'oreilles...
 
Cerises d'amour aux robes pareilles
tombant sous la feuille en gouttes de sang...
Mais il est bien court le temps des cerises,
pendants de corail qu'on cueille en rêvant.
 
Quand vous en serez au temps des cerises,
si vous avez peur des chagrins d'amour,
Evitez les belles femmes.
Moi, qui ne crains pas les peines crueles,
je ne vivrai pas sans souffrir un jour.
 
Quand vous en serez au temps des cerises,
vous aurez aussi des peines d'amour.
J'aimerai toujours le temps des cerises.
C'est de ce temps-là que je garde au cœur
une plaie ouverte.
 
Et Dame Fortune, en m'étant offerte,
ne saura jamais calmer ma douleur.
J'aimerai toujours le temps des cerises,
et le souvenir que je garde au cœur.
 
Traducción
 
Cuando estemos en el tiempo de las cerezas
el alegre ruiseñor y el mirlo burlón estarán de fiesta.
Mujeres hermosas tendrán la locura en la cabeza
y los enamorados, sol en el corazón.
 
Cuando cantemos en el tiempo de las cerezas
silbará aún mejor el mirlo burlón.
Pero es muy corto el tiempo de las cerezas
cuando vamos los dos a cortar soñando
pendientes para las orejas…
 
Cerezas de amor iguales que rosas
que caen bajo el follaje como gotas de sangre…
Pero es muy corto el tiempo de las cerezas,
pendientes de coral que se cortan soñando.
 
Cuando estéis en el tiempo de las cerezas,
si acaso teméis las penas de amor,
evitad a las hermosas mujeres.
Yo, que no les temo a los grandes dolores,
no viviré ya un día sin sufrir…
 
Cuando estéis en el tiempo de las cerezas,
vosotros también penaréis de amor.
Por siempre amaré el tiempo de las cerezas.
Es de ese tiempo del que guardo en el corazón
una herida abierta.
 
Y aunque se me ofreciera la dama Fortuna,
no podría jamás calmar mi dolor.
Por siempre amaré el tiempo de las cerezas,
y el recuerdo que guardo en el corazón.

La canción.

"El tiempo de las cerezas" es una canción antiquísima escrita en 1866, con letra de Jean-Baptiste Clément y música de Antoine Renard y fuertemente asociada a la Comuna de París, fue a su tiempo casi un himno de la misma en 1871. Luego de la derrota de la Comuna, los vencidos la tomaron en su destierro como un símbolo de su sueño revolucionario. La canción nos habla de un tiempo pretérito de libertad, juventud, belleza y amor.

El interprete.

Yves Montand no nació en Francia, sino en una pequeña localidad de la Toscana llamada Monsummano Alto, y su auténtico nombre era Ivo Livi; sus padres, unos modestísimos campesinos italianos emigraron a Francia poco después de la llegada al mundo del pequeño Ivo. Más tarde se nacionalizó francés. Su vida tiene el encanto de una película europea. Creció en Marsella y trabajó en una barbería y en los muelles. Sus inicios en el mundo del espectáculo los hizo como cantante de music-hall. En 1944 tuvo un golpe de suerte y fue descubierto por Édith Piaf en París, quien lo incorporó a su compañía artística, convirtiéndose en su mentora y amante.

Destacó en el mundo del cine, tuvo un sólido matrimonio con la también actriz Simone Signoret, aunque mantuvo amoríos intermedios con personajes tan llamativos como Marilyn Monroe. Murió en Senlis, al norte de París, víctima de un infarto, durante el rodaje de la película "L'Ile aux pachydermes" de Jean-Jacques Beineix. "El salario del miedo" (1953) es, probablemente, su película más significativa.

Tenía una voz llena de fuerza y cantaba con gran elegancia. Hay muchas interpretaciones formidables de Montand: "A bicyclette", "La vie en rose", "C'est si bon", "Paris canaille", "En sortant de l'école" o el "Le temps des cerises", aunque en mi opinión su mejor interpretación sea la de "Les feuilles mortes".

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