viernes, 12 de febrero de 2016

Suspirar por España

 
En Los viajes de Gulliver Jonathan Swift da noticias de varias naciones nacidas de su imaginación: Laputa, Balnibarni, Luggnagg, Glubbdrubdrib y el País de los Houyhnms. Todos ellos parecen sitios interesantes, pero  dado que sólo existen en el terreno de la imaginación, va a ser difícil, por ahora, que nadie quiera instalarse allí... salvo que sea español. Porque hay quien siendo español por ponersse la barretina o la txapela de forma algo más inclinada que los castellanos nos ponemos la boina, pues... creen que la cosa quieras que no cambia, con ese "hecho diferencial" y singular. Pues con este motivo, uno ya puede ponerse a pergeñar nuevas naciones que añadir a las de Gulliver en sus viajes.
 
Claro que parece comprensible que quienes vivimos en el terreno de la realidad no comprendamos esta delirante actitud, pues hay varias formas de ser español en cada cultura y lengua de España, unidos en la diversidad. Pero obviamente no debe olvidarse que el que suscribe es castellano, y que vive "aislado" del mundo entre los más o menos 400 millones de castellanohablantes en idéntica situación, lo que no es nada en comparación con los pretenciosos "cosmopolitas" separatistas existentes entre los 4 ó 5 millones de personas que hablan catalán o la versión de laboratorio llamada batua del casi extinto euskera vasco. Por ello no es de extrañar que siendo castellano no pueda ser nada más, y nada menos, que español. Claro que, ¿y eso qué es?.
 
Dicen que dijo Antonio Cánovas del Castillo "es español el que no puede ser otra cosa", hastiado de discutir definiciones de lo nacional con los incipientes separatistas de la época en el congreso constituyente encargado de redactar la Constitución de 1876. Esta frase, suele decirse que la dijo en un comentario entre sesiones habido en el Congreso con ocasión de definir el concepto de nacionalidad española en un texto legal. Según unos, en relación con el Código Civil de 1889; según otros, con la Constitución de 1876.
 
 
A propósito de esta anécdota, Pérez Galdós, en la sexta novela de la quinta serie de los Episodios Nacionales, en el capítulo XI, libro publicado en 1912, nos ofrece la frase y su contexto: tras la entrada de Alfonso XII en Madrid al producirse la aciaga Restauración de la monarquía borbónica, y los festejos que hicieron al caso, se inició la elaboración parlamentaria de la Constitución de 1876. Pérez Galdós, que vivió el momento político como periodista, nos dice:
 
Y ahora, lector mío, a mi modo continuaré la Historia de España, como decía Cánovas. En cuanto terminaron los desaboridos festejos, las Cortes enredáronse en el arduo trajín de fabricar la nueva Constitución, la cual si no me sale mal la cuenta, era la sexta que los españoles del siglo XIX habíamos estatuido para pasar el rato. Naturalmente, se nombró una Comisión cuyos individuos trabajaban como fieras para pergeñar el documento, y a este propósito os diré que la última nota del regocijo público, en los jolgorios de la paz, la dio don Antonio Cánovas con una frase graciosísima que vais a conocer. Hallábase una tarde en el banco azul el Presidente del Consejo, fatigado de un largo y enojoso debate, cuando se le acercaron dos señores de la Comisión para preguntarle cómo redactarían el artículo del Código fundamental que dice: son españoles los tales y tales… Don Antonio, quitándose y poniéndose los lentes, con aquel guiño característico que expresaba su mal humor ante toda impertinencia, contestó ceceoso: «Pongan ustedes que son españoles… los que no pueden ser otra cosa».”

 Y así es. Somos españoles los que no podemos ser otra cosa, y si pudiera yo al menos no lo sería, lo que por lo menos nos permite saber lo que somos. Y esta cuestión de conocer quién se es, es muy importante, pues sabiendo lo que se es se puede saber lo que se quiere ser, por pura comparación, por elemental conocimiento del origen propio que es lo que permite comprender nuestra capacidad. Porque quien no sabe lo que es, o se niega a sí mismo, está incapacitado para vivir verdaderamente y, por supuesto desconoce sus realidad, su capacidad, su origen y, lo que es más importante, su destino, su razón de ser y su misión en la vida, pues previamente ha falsificado su existencia. Por eso, ¡qué descanso saber que soy español!, aunque para algunos, sea cosa de pobres.

Para escuchar: Suspiros de España pasodoble interpretado por Estrellita Castro en 1938 en la película de igual título.
 
Suspiros de España es un popular pasodoble español. Fue compuesto por el maestro marteño Antonio Álvarez Alonso en la ciudad española de Cartagena, en 1902. En 1938 se le añadiría letra por Juan Antonio Álvarez Cantos (1897-1964), sobrino del compositor, para ser cantada por Estrellita Castro en la película Suspiros de España. En su día se propuso que fuera el himno de España. 
 
Letra
 
Quiso Dios, con su poder,
fundir cuatro rayitos de sol
y hacer con ellos una mujer.

Y al cumplir su voluntad,
en un jardín de España nací
como la flor en el rosal.
Tierra gloriosa de mi querer,
tierra bendita de perfume y pasión:
España, en toda flor a tus pies
suspira un corazón.
¡Ay de mi! ¡Pena mortal!,
porque me alejo, España, de ti.
¿Por qué me arrancan de mi rosal?
Quiero yo volver a ser
la luz de aquel rayito de sol
hecho mujer
por voluntad de Dios.
¡Ay, madre mía!
¡Ay! ¡Quién pudiera
ser luz del día
y al rayar la amanecida
sobre España renacer!
Mis pensamientos
han revestido
el firmamento
de besos míos;
y sobre España,
como gotas de rocío,
los dejó caer.
En mi corazón,
España, te miro,
y el eco llevará de mi canción
a España en un suspiro.
 
Para escuchar: Yo te diré de la película "Los últimos de Filipinas" interpretada por Nani (Encarnación) Fernández
 
Según me contaba mi abuela, entre mis antepasados hay quien estuvo en el convento de Baler, Filipinas, entre 1898 y 1899, sosteniendo la bandera de nuestra patria. Uno de "Los últimos de Filipinas". Sobre aquellos hechos se rodó una película de igual título estrenada en 1945, en la que Nani Fernández cantaba una habanera que se hizo muy famosa en la España de la postguerra civil. Desde entonces han sido muchos los interpretes que la han cantado, desde la mencionada Nani Fernández, hasta Paloma San Basilio, pasando por Antonio Machín, Karina, Rosa León o Marina Rosell. Pero para mi gusto ninguna versión supera a la original que hoy comparto con ustedes, interpretada en esta, para mí, inolvidable película.
 
Letra

Yo te diré
por que mi canción
te llama sin cesar
me falta tu risa
me faltan tus besos
me falta tu despertar

Yo te diré
por que en mi canción
te siente sin cesar
mi sangre latiendo
mi vida perdiendo
que tu no te alejes más

Cada vez que el viento pasa
se lleva una flor
pienso que nunca mas
volverá mi amor

No me abandones nunca
al anochecer
que la luna sale tarde
y me puedo perder

Así sabrás
por que mi canción
te llama sin cesar
me falta tu risa
me faltan tus besos
me falta tu despertar

El autor  de la canción fue Manuel Parada de la Puente (19 de mayo de 1902, Corona, 26 de diciembre de 1980, Buenos Aires, Argentina). Compuso la música de las películas Los últimos de Filipinas (1945), Los ojos dejan huellas (1952) y Raza (1942).

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