Para Elena Tejeda.
Te encontré junto al mar,
señalado por el amor al azar,
aposté en la partida
cuanto soy, sin medida,
encajando como un guante
el riesgo en el último instante.
aposté en la partida
cuanto soy, sin medida,
encajando como un guante
el riesgo en el último instante.
Sabiendo que llegué tarde,
que mi amor es un fraude,
un aprendido cuento
en forma de lamento,
una mueca de olvidadas tristezas,
un aprendido cuento
en forma de lamento,
una mueca de olvidadas tristezas,
restos del tiempo de las cerezas.
Escondí mi corazón, cobarde,
al dar una respuesta torpe aquella tarde.
Al ver que la vida improvisa,
ignorando mi vieja prisa
y mi dignidad altiva,
elegí amar, en carne viva.
Envuelto en tu viento,
me dejé llevar hasta quedar sin aliento,
sintiéndote correr por mis venas,
nadando en mí, como lo hacen las sirenas
en lejanos mares perdidas,
te dejé curar mis heridas.
Quizás sólo seas una quimera,
una fotografía más guardada en la cartera,
un latido débil en el último instante,
un latido débil en el último instante,
de un final que me habla acuciante
en el idioma de los suicidas:
el lenguaje de las despedidas.
Para escuchar: Todos mis males de Sidecars con Dani Martín.
Letra
Con la sinceridad de los suicidas,
te he escrito cuatro letras
que leerás algún día.
No esperes encontrar mi despedida,
yo no voy a marcharme
hasta que tu me lo pidas.
Ya casi no me desvelo,
de noche, echándolo de menos.
Me sirve de consuelo,
pero en balde sigo siendo
todo un fraude, y no lo entiendo.
Déjalo estar, no pudo ser,
tendré que acostumbrarme.
Días de paz, lunas de miel,
duraron un instante.
¿Quién va a curar de mi todos mis males?
Echo la vista atrás y sigo siendo el más cobarde.
Con la sinceridad de los suicidas
te digo la verdad
aunque tu no me lo pidas.
Tenía que cuidar mi doble vida,
y no he podido darte
lo que tu merecías.
Ya casi no me desvelo.
Atándome una soga al cuello,
me sirve de consuelo.
Pero en balde sigo siendo
todo un fraude, y no lo entiendo.
Déjalo estar, no pudo ser,
tendré que acostumbrarme.
Días de paz, lunas de miel,
Días de paz, lunas de miel,
duraron un instante.
¿Quién va a curar de mi todos mis males?
Echo la vista atrás y sigo siendo el más cobarde.
Déjalo estar, no pudo ser,
tendré que acostumbrarme.
Días de paz, lunas de miel,
duraron un instante.
¿Quién va a curar de mi todos mis males?
Echo la vista atrás...
¿Quién va a cambiar de mi todos mis planes?
Echo la vista atrás y sigo siendo el más cobarde.
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